La primera vez que Melie me abrazó, fue al nacer. O eso me han dicho. Estaba en su manta azul eléctrico. O eso me contaron.
Cuando a Melie le empezó a gustar su novio, no me dijo.
Cuando Melie tuvo su primer novio, no me contó.
Cuando Melie lo besó por primera vez, no me enteré.
Cuando Melie fue con él al cine, no me invitó.
Cuando Melie hizo su fiesta de cumpleaños, no me notificó.
Cuando Melie lo trajo, no era su intención que me enamorara de él.
Cuando Melie formó su todo, yo no estaba incluida.
Y cuando lo perdió, fue la última vez que la vi.
Pero no podría decir que me perdió a mi.