Capítulo 4.

120 11 6
                                    

Después de haber tenido esa pequeña charla con Evangelyne, la muy desgraciada sólo contestó esa pregunta, pero de verdad que me ayudó, me estuve desahogando con ella, y me explicó que tengo «sentimientos» porque mi alma se quedó con ellos, pero sólo puedo sentir, amor, tristeza, desesperación, odio, entre otras, en teoría puedo sentir todo menos lo físico. Pues no tengo un físico que lo pueda sentir. Pero vamos ¿Quién ama cuando está muerto?
Ella me explicó que estos irán desapareciendo poco a poco, también me dijo que el día que desaparezcan por completo, habré terminado mi entrenamiento.

Cuando regresé a la habitación con Camille, ella ya se encontraba despierta. Serían ching.... otras cosas que no lo estuviera, era pasado medio día.

Se encontraba tendiendo la cama cuando entré.

- ¡Boo! - Dije detrás de ella.

- Demián, no puedes asustarme, sentí tu presencia desde que desperté. ¿Dónde estabas? - Musitó sin verme.

- ¡Cuidado la poderosa Anabella, ha hablando! - Bromeé.

En menos de dos segundos, una almohada pasó a través de mi rostro y parte de mi pecho. Estrellándose con la pared que estaba atrás de mí. Camille lo había lanzado.

- No vuelvas a llamarme así. - Espetó.

- ¿Cómo? ¿Anabella? - Seguí molestando.

- Ni se te ocurra, Demián. - Amenazó.

- ¡Dame un Ana! ¡Ana! - Comencé a canturrear - ¡Dame un Bella! ¡Bella! ¡¿Cómo dice?! ¡Anabella! ¡Anabella! Hip, hip ¡Hurra! - Solté una sonora carcajada.

- Vas a morir. - Dijo furiosa.

- Anabellita, ya estoy muerto. No puedes matar algo que no tiene vida. - Respondí.

- Pero si te puedo exorcizar. - Una sonrisa se plasmó en su rostro. - Jamás en tu anti-natural vida, me vuelvas a llamar Anabella, o realmente lo haré. - Amenazó.

- Vale, vale, ya me calmo. - Dije aún riendo. - Qué perezosa eres.

- Lo siento, pero un imbécil, cayó sobre mí a la mitad de la madrugada, y necesitaba recuperar ese tiempo perdido.

- Estuviste despierta 6 minutos, solamente.

- Da igual.

Camille y yo salimos a dar la vuelta, a parte la señorita tenía que ir buscando departamento o trabajo. Yo tengo dos horas diciéndole que primero busque empleo y después un depa. Pero ¡no! La señorita, quiere primero el depa.

De todas las troll-mediums-videntes-lunáticas me vine a topar con la más anormal posible. ¡Gracias!

Recorrimos casi la mitad de la ciudad, pues una tarde no alcanza para cubrir gran parte, teniendo en cuenta que es una ciudad grande, las distancias son largas, y el bus y el subterráneo tardan mucho. Estábamos en una pequeña terraza de un pequeño restaurante/bar. Camille quiso cenar aquí.

- A este paso, nunca encontraré un depa. - Habló por lo bajo y soltó un gran, GRAN suspiro.

- Ánimo, chica. - Intenté apoyar.

Entonces una explosión de lógica ocurrió en mi difunto cerebro.

¡Yo tengo un departamento!

¿Por qué no dárselo? Así yo me podría sentir como en casa, y no estaría solo.

¡Asombroso!

- Camille. - La llamé.

El mozo llegó con la comida y puso el plato en la mesa.

- ¿Mande? - Respondió Camille.

- Yo no he dicho nada, señorita. - Respondió el camarero. - Buen provecho. - Dijo por último.

Afterlife: Después de la vida ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora