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Estaba encerrado en lo que se suponía que era mi habitación, estaba realmente furioso con mi madre, pues ella fue la que me dejó aquí atrapado, entré estás cuatro paredes y todo por mi descuido. Si tan solo hubiera volteado a ver para atrás, realmente me hubiera dado cuenta de su presencia y de las llaves que portaba entre sus manos.

He caminado por toda aquella inmensa y solitaria alcoba real, esperando una oportunidad para huir de aquí. Cuando de pronto, escuché la puerta abrirse y al darme cuenta de que se trataba de una criada trayendo comida en una bandeja para mi, decidí aprovechar ese descuido y tras mover de ella un poco lejos del camino, corrí y corrí con todas mis fuerzas de ahí.

Lo último que escuché, fue los gritos de auxilio de aquella mujer, pues el príncipe había escapado y era el deber de aquellos guardias, el tener que "protegerle y cuidar" de él.

── Su alteza, deténgase por favor. ── los guardias tras el rubio pedían

── ¡Déjenme en paz! ── Ya cansado de toda esa situación, decidió esconderse. Se ocultó tras algunas enormes cajas, dónde se aseguraría que nadie lo vería

Esperó a que todos aquellos pasarán por alto aquel escondite y se fueran pasando en su andar, tras verificar que se habían ido a buscarlo a otro sitio, con cansancio se dejó caer para atrás, donde él creía que iba a descansar su cuerpo, apoyado en aquella pared. Nunca imaginó qué encontraría un pasadizo secreto en el cuál cayó.

── ¿Pero qué? ── tras un fuerte golpe que se dio, se acarició la zona adolorida y miró a todo su entorno, estaba en un tipo de calabozo o algo así

── ¡Ayuda! ¡Tú, chiquillo, ven aquí!

── ¿Quién? ── tras acercarse a ver, pudo distinguir a aquellos montón de nobles que fueron arrestados

── Eres tú, qué mal vista para nosotros. Dile a la bruja de tú madre que nos saqué de aquí, tendrá que soportar las duras consecuencias si no se atreve a hacerlo. Él se revelará. ── el que era el anterior rey lo estaba amenazando, estaba amenazando la vida de su madre

Tras suspirar un poco, ignoró a ese señor y se adentro más a ese lugar, quería explorar un poco y al cabo de unos minutos se encontraba en el lado del calabozo más oscuro, el qué era considerado el más peligroso. Se iba a retirar de ahí de inmediato, pero un leve ruido le llamó su atención.

Su curiosidad era su peor enemigo.

Se acercó con sigilo hasta encontrar el origen de aquel ruido y pudo ver qué se trataba de aquel demonio, aquel pequeño chico aún seguía vivo. Grande fue su sorpresa y emoción a la vez, no sabía el motivo pero dedujo qué era por sentirse mal, tras llevarlo hasta esa situación.

── Eres tú. ── con impresión mencionó aquello

El demonio giró a mirarle y en su mirada se podía distinguir la tristeza y el enorme vacío que contenía su ser, sus apagados ojos decían lo muy mal que se la pasó y está pasando. Esa mirada le dolió hasta en lo más profundo de su corazón, lo lamentaba mucho.

── Cállate y vete.

── ¿Por qué mi madre te quiere asesinar? ── de manera ilusa preguntó

── ¿Eres un inepto o qué? ── ese chico de cabellera azabache, frunció su ceño mirándolo incrédulo ── Ella quiere deshacerse de la sangre real, no quiere la verdad y quiere la mentira. Busca opacar la verdadera historia.

¿Qué? ¿A qué se refería este chico? Sus palabras le confundieron mucho.

── No comprendo ¿a qué te refieres?

── ¡Déjame solo! ── intento atacar al joven príncipe, pero al tener cadenas que ataban a él, no pudo sobrepasar más allá de las rejas

── Tranquilo, sé que fue mi culpa y lo lamento mucho, por favor perdóname y cómo muestra de respeto hacia ti, vendré todos los días y traeré de buenos platillos de comida que serán especialmente para ti.

── Cállate, eres cómo todos aquellos mentirosos. Ya déjame dormir.

Kaiser al ver que ese chico le dio la espalda y se fue a acostar a algún rincón de ese feo lugar, se llenó de intriga y un tanto ansioso por decir aquello, no contuvo más y mencionó lo que tanto le quería decir.

── Oye ¿nos podemos presentar nuevamente? Suena algo tonto, pero me interesaría saber tú nombre.

── Pues habla.

── Hola demonio, mi nombre es Kaiser Michael y se supone que soy el príncipe de todo este Imperio, un gusto el conocerte de manera pacífica.

El joven chico, qué era un poco más bajito, tras un silencio decidió aceptar aquello y continuó con la tontería del mayor ── Hola Kaiser, yo soy Isagi, Isagi Yoichi y no es un gusto conocerte.

Michael dejo soltar una pequeña risa muy divertido de aquel comentario, pues le había parecido muy repentino. Tras estar más tranquilo lo miró con brillo en sus ojos y decidió qué se convertiría en amigo de ese ser, no sabía el motivo pero tal vez era, para que su madre se sienta orgullosa de él.

Desea matar a ese demonio y recibir halagos de todos.
Ese era su destino ¿no?

¿Será qué cambiará de opinión?
Es muy contradictorio todo aquello.

Te mataré,
aunque sea lo último que haga,
caerás a mis pies y te demostraré mi poder.

Eres tan solo un niño perdido,
llora y baja la guardia.
Te podré asesinar y enorgullece al pueblo mío.

pueblo.. no tuyo.

ᶠʳⁱᵒ ᶜᵒʳᵃᶻᵒⁿ ⸙ 𝑫𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑴𝑶𝑵𝑰𝑶  「𝙺𝙰𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora