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Anduvieron a caballo por largas horas, en un trabajo muy arduo y siendo regañado e incluso muy vigilado por esos hombres armados, no sabia el motivo en específico pero al final el cansancio se había apoderado de su cuerpo.

Cerró sus párpados con pesadez y se quedó profundamente dormido, olvidando todo a su entorno y siendo llevado a un destino que el no tenía ni idea que existía.

── Michael, Michael Querido, despierta hijo ya hemos llegado. ── la suave y tranquila voz de su madre hizo que el rubio despertase de sus sueños

── ¿Madre? ── poco a poco abrió sus párpados, recuperando la consciencia de en donde se situaba y tras caer en cuenta, se alarmó mucho, asustado preguntó a su madre: ── Madre ¿en dónde estamos? Este no es el bosque.

Su voz temblaba por qué al ver a sus alrededores, pudo distinguir grandes casas y un pueblo totalmente diferente al suyo, sin mencionar que estaban dentro de los terrenos de aquel enorme castillo.

── Tranquilo Michael, ven conmigo y no te separes de mí. Hemos llegado a casa.

Kaiser bajo del caballo con ayuda de los caballeros, camino con rapidez junto al lado de su madre y con mucha curiosidad veía todo a su alrededor, eran lujos los que habían entre aquellas paredes. No lo podían culpar, toda su vida a vivido de campesino entre aquellos bajos pueblos en medio de un inmenso bosque, todo lo que estaba viviendo era nuevo para él y le llenaba tanto de curiosidad cómo de emoción.

Se a olvidado de alguien por completo.

── Mira hijo, iremos a ver a alguien en este momento, no te separes de mí y tampoco temas de lo que vas a presenciar, es natural y lo que vivirás en tu futuro. ── las palabras de su madre lo llenaron de intriga, su voz sonaba con calma pero su mirada reflejaba furia, era muy confuso aquello

── De acuerdo madre.

La hermosa mujer camino con pasos firmes por todo aquel castillo, siendo seguida por su único hijo quién andaba más perdido, qué gente en el desierto.

── Abran las puertas he vuelto. ── aclama frente a esos dos guardias, quiénes le obedecieron y abrieron aquellas inmensas puertas hechas de la madera más fina

Tras dejar el paso libre, la mujer tomó la mano de su joven hijo y lo llevó arrastras por todo ese lugar, no quería que aquellos desconfíe de su bebé.

── ¿Madre qué sucede? ¿Por qué te han obedecido? ¿A dónde vamos? ── el rubio sentía su cuerpo temblar, era muy joven cómo para vivir tan fuertes emociones

── Vamos a reclamar lo que es nuestro.

Con muchas dudas se quedó el joven chico, solo se dejaría llevar, a ver hasta dónde llegarían.

La doncella se acercó con brusquedad a un lugar y con furia abrió aquellas puertas entrando a ese sitio, gritó a todo pulmón.

── He vuelto, he vuelto y todo este lugar me pertenece. Todos ustedes pagarán por haber hecho aquello.

Dentro de aquella sala real, habían muchos hombres reunidos y uno de ellos portaba una enorme corona, todos aquellos vieron de ellos con temor y sorpresa. Esa visita fue muy inesperada para ellos.

Caballeros y guardias reales llegaron de inmediato a ese lugar, escoltada la mujer por ellos, los hombres mayores burlaron de aquello y con mucha arrogancia dieron órdenes que serían completamente ignoradas.

── Ustedes, deben arrestar a esta mujer y llevársela lejos. Fuera todos.

Los hombres permanecieron quietos, sin inmutarse ni un poco, desobedeciendo las órdenes de sus mayores. Todos ellos, incluyendo el rey se enojaron mucho.

ᶠʳⁱᵒ ᶜᵒʳᵃᶻᵒⁿ ⸙ 𝑫𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑴𝑶𝑵𝑰𝑶  「𝙺𝙰𝙸𝚂𝙰𝙶𝙸」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora