Prefacio

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Nacimiento

Los gritos de Jimin se escuchaban por todo el castillo, que digo castillo... ¡Por todo el reino! Las contracciones eran cada vez más fuertes y seguía sin comprender por dónde iba a salir su hijo. Apretando el brazo de Yoongi maldecía todo lo existente y escupía saliva a medida que aumentaba el dolor hasta que la contracción se detuvo y entonces pudo tener un par de minutos de calma.

—Oye me sangra el brazo... —se quejó Yoongi riéndose.

—¡Deja la tontera, esto duele como el infierno!

—Ah... Entonces no duele tanto —Movió el dedo índice en círculos mostrándole que estaban en el infierno y era un lugar muy agradable.

—Su alteza, el feto va a arrancarle el estómago. Debemos abrirle el útero antes de que eso suceda —dijo una bruja matrona.

—¡Sácalo, sácalo. No soporto otra contracción MÁÁÁÁSSS! —gritó cuando regresaron las contracciones.

—Sédenlo... —Ordenó Yoongi preocupado— Tranquilo amor mío, estoy aquí contigo. Pronto terminará el dolor.

—Te lo suplico —dijo Jimin apretando los dientes.

Una ángel oscura que estaba completamente calva insertó en la piel de Jimin morfina para sobrenaturales logrando calmar su dolor. Después le lanzó una magia antigua logrando dormirlo por completo y entonces comenzó la operación. Yoongi veía cada paso con severa preocupación, sin embargo el corte que hicieron las brujas de la barriga de Jimin fue perfecto y sutil.

Lo que Yoongi sentía en ese momento era indescriptible. Estaba parado detrás de una cortina verde, viendo cómo le abrían el vientre a su esposo con un bisturí de metal mágico. Veía la sangre, los instrumentos, las manos enguantadas de las brujas y de la demonio oscura que trabajaban con rapidez y precisión. Escuchaba el sonido de las máquinas que monitorean su ritmo cardíaco y su presión arterial. A pesar de estar en el infierno sentía el frío de la habitación porque tenía que estar a cinco grados para alejar los gérmenes del lugar, y olía terriblemente a desinfectante.

Todo esto es porque el bebé no podía salir de otra manera. Los dolores de mi Jimin se habían vuelto insoportables, y el bebé estaba en peligro. No hubo otra opción más que hacerle una cesárea de emergencia.

Yoongi se sentía impotente, asustado, angustiado. Quería abrazar a mi Jimin, decirle que todo va a salir bien, que pronto tendrían a su hijo en brazos. Pero lo único que podía hacer en ese instante era tomarlo de la mano con fuerzas. Lo único de lo que estaba seguro era de que todo tenía que salir bien o si no iban a rodar cabezas.

De repente, se escuchó un llanto. Un llanto fuerte, agudo, vital. El llanto del hijo del rey del inframundo. De inmediato comenzaron a sonar tambores y trompetas por todo el reino anunciando su nacimiento. Las brujas lo sacaron del vientre de Jimin, lo limpiaron y envolvieron en una manta. Yoongi se puso de pie para verlo más cerca, el ángel calva lo sostenía en sus brazos mientras revisaba que respirara bien y cuando Yoongi logró verlo se dio cuenta de que era hermoso, perfecto y suyo.

Sintió una emoción indescriptible, una mezcla de alegría, alivio, orgullo, amor. Quería tomarlo en sus brazos, besar su frente, decirle que lo amaba. Pero no podía porque tenía que esperar a que terminaran de coser a Jimin, que lo estabilizara , a que limpiaran al bebé para luego cargarlo. Lo único que podía hacer era ver el procedimiento.

—Es un varón —dijo la bruja más vieja.

—Lo sabía —contestó con orgullo.

—Tiene unos ojos enormes, uno es rojo y el otro azul... —notificó otra bruja.

—Será poderoso, el equilibrio perfecto del bien y el mal —dijo la demonio que estaba ayudando.

Pero la ángel oscura calva que sostenía al pequeño en sus brazos no habló, ella se convirtió en arpía y bastó ese acto para que Yoongi, el par de brujas y la demonio comprendieran que era una traidora. ¡Que quería lastimar al pequeño!

La arpía lanzó una ráfaga de magia hacia los presentes alejándolos de ella mientras corría con el niño en brazos directo a la puerta principal del castillo y al abrirla se topó con su peor pesadilla; Con el rey del infierno que se había teletransportado para evitar que se robara al niño.

—Entrégamelo ahora —su voz sonaba aterradora.

—¡Este niño es una aberración y su magia puede conceder milagrosos encantamientos, permite que me lo lleve después podrás tener otro!

Yoongi no dijo nada, simplemente endureció la mirada moviendo su mano en un semi círculo elegante y logrando arrancarle el corazón del pecho a la arpía sin siquiera tocarla. Justo antes de que ella cayera al suelo tomó al niño entre sus brazos para evitar que se golpeara. Después con la mano izquierda arrojó el cuerpo inerte de la traidora a las afueras del castillo y con esa misma mano hizo movimientos veloces para cerrar cada puerta y ventana del castillo con su magia para evitar que alguien más entrara al castillo.

Cuando llegó finalmente a la habitación donde se encontraba Jimin todavía anestesiado exhaló aliviado y finalmente pudo apreciar la belleza de su pequeño sin interrupciones.

—Lamento lo sucedido, señor... —dijo una bruja.

—No importa, lo bueno es que no pasó a mayores. Necesito glamures potentes para mi hijo porque cuando salga del castillo será emboscado por cientos de criaturas y mientras sea un niño no podrá defenderse.

—Por fortuna tiene a su padre —dijo Jilianny entrando a la habitación— ¿Terminaron?

—Sí, invita a las señoras a la salida y no dejes entrar a nadie más. ¿Entendiste?

—Sí, su alteza.

Un par de horas después despertó Jimin y lo primero que vio fue a su pequeño sano y salvo en los brazos de su padre. Soltó un par de lágrimas invadido de alegría y lo tomó en su regazo. El pequeño no tenía alas todavía porque emergerían con el tiempo, pero su rostro era tan hermoso como el de un ángel y tan cautivador como el de un demonio. Era la mezcla perfecta entre el amor y el deseo.

Yoongi miró en el rostro de Jimin una expresión de felicidad, de paz, de gratitud.

—Mi pequeño... —susurró Jimin.

—Lo logramos, somos padres. Nuestro bebé está bien —dijo Jimin emocionado.

—Eres el ser más fuerte y más hermoso del mundo. Te admiro, respeto y te amo —contestó Yoongi con sinceridad, en seguida le dio un beso en la frente.

Ambos se miraron con amor, con complicidad, con emoción. Se sintieron  más unidos que nunca, felices, completos. Pasaron por un momento muy difícil de sus vidas, pero también por el más maravilloso. Crearon una nueva vida, una nueva familia, un nuevo futuro.

—Lamento haberte rasguñado.

—Descuida ¿Decidiste el nombre? —preguntó Yoongi tomándole la mano.

—Sí. —Jimin miró a su hijo— Se llamará Jungkook.

 —Jimin miró a su hijo— Se llamará Jungkook

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Mi Demonio Favorito || FANFIC || YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora