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"Es cuando nos apoyamos en el momento
Es cuando nos acercamos a través de la división
Es cuando comenzamos a sentir que nos abrimos...
Cuando nos sacudimos la oscuridad y aprovechamos la luz".

Después de aquel beso, Richard no volvió a ver a Gavin por el pueblo. Y desde entonces los días son tan largos... Camina por los pasillos de la iglesia, en dónde se encontraban a escondidas. Hay tantas personas allí, que se sorprende que cuando mira alrededor, no queda nadie. Tampoco regresó a su balcón, aunque él lo esperó. Incluso si fuera solo para darle una bofetada o un golpe... de suerte.

Oh, esto me recuerda a... ¿Romeo y Julieta? ¿Ya te lo había dicho? Quizás ese beso no fue más que veneno: veneno que ambos bebieron de los labios del otro. Como si fuera poco condenar tu alma a un circulo del infierno por un simple y torpe roce.

O condenar a aquellos que más amas... Gavin frena su corazón, ese toque le hizo sentir miserable. Miró el cielo y cerró sus ojos... Pareciera que estaba pidiendo un deseo, o por lo menos eso pensó ella, observando a su amigo sentado en las ruinas de ese pueblo olvidado.

O tal vez solo está huyendo del sol. Quién sabe.

«Si ni siquiera te atreves a mirarlo con tus ojos, ¿Por qué lo desearías tanto?».

―Ey, Gabe― Tina llamó a su amigo por su apodo con un tono juguetón. Él abrió sus ojos y miró su sonrisa. Ella bailaba suavemente, aplaudiendo y golpeteando sus manos para crear un ritmo musical.

Gavin le sonrió, sin ánimos. ―Ahora no, T.―, escuchó a ella decir: "¡Oh, vamos!", ―No, dije que no. No quiero bailar, y, por cierto, bailas terriblemente.

Tina golpeó la nuca de su amigo con su mano, ―¿Por qué escondes tu rostro?―, le preguntó.

―El sol no deja de brillar―, él le explicó.

―¿Qué hay de malo en eso?―, ella frunció el ceño, ―Necesitamos de su luz, cada día, es por eso que vivimos.

―¿Pero...?― Gavin comenzó, ―¿Y si lo hiciera? ¿Y si... dejará de brillar?

Tina soltó una risa incrédula, sin entender porque su amigo pensaba tanto en ello. ―¿Le temes al final?―, ella le sonrió, sentándose al lado de su amigo.

―No― negó, levantando su mirada para ver el sol después de tiempo de evitarlo. Sus pupilas se hicieron pequeñas y su iris se hicieron más claros, ―Es a las consecuencias a lo que le temo, Tina.

...

Bueno, no es cómo si por besar al enemigo iba a condenar a toda su comunidad. Es más, no hubo eclipse el día que ellos... ya sabes. Beso. Pero... una sensación más bien visceral le hacía preocuparse. ¿Pero de qué?

Gavin sobre pensaba esto con su mirada perdida y fija en la ventana de su habitación, en dónde Richard se había lanzado junto a él.

Dejemos algo en claro, Gavin era testarudo y, además, orgulloso. Y más allá de su valentía, dentro de su corazón, muy en lo profundo, no era más que un niño con miedo a ser echado de su hogar si hacía algo mal. Por lo que hablar de lo que sucedió en la habitación de Richard con alguien, cómo su líder... tendría como resultado, en su cabeza, un castigo. O peor aún, que lo desterraran por traición y ya no tuviera un lugar al que llamar hogar.

Por supuesto, todo bajo el sol lo era ―un hogar―, pero Gavin quería a su comunidad, ellos eran... su familia. No quería decepcionarlos. Suspiró, dejándose caer contra su almohada. Gavin subió su mano y toco su cuello desnudo, había olvidado el collar de su madre en la casa de Richard. Ni siquiera sabe por qué bajo la guardia tanto como para permitir que él lo desabrochará y lo tomará.

Forever and ever moreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora