Descorazonador ||Chestappen||

II

Transilvania, a 20 de abril de 1896

Escribo esto, recién me desocupo. Anoche ha sido extraño. Me dormí apenas termine de tomar el té. Esta mañana el mayordomo vino a despertarme y trajo agua limpia. El conde me esperaba en la puerta, había cambiado sus ropas por algo más casual. Max me acompaño todo el camino hasta el comedor principal en el segundo piso. A la par que caminábamos me enseñó el castillo.

Es una residencia que ha estado en su familia por generaciones, también me contó que el hombre que conocí ayer era su padre. Aún no le he dicho que entiendo el alemán. Ahora no creo que sea buena idea decírselo. Tal y como el cochero lo dijo anoche, él tiene 20 años, dice que cumplirá 21 el próximo septiembre.

Durante el desayuno intenté hablarle casualmente sobre su interés en la casa de Carfax. Él está totalmente interesado en ello, no se detiene por el dinero ni por el viaje. Es la preocupación de sus padres, quienes lo mantienen en Transilvania. Me contesto, un poco avergonzado, que su insistencia en que alguien viniera personalmente era para convencer a sus progenitores de que Inglaterra era el lugar perfecto para vivir.

He contenido la risa, es normal que unos padres se preocupen por su hijo. Más aún si este planea irse tan lejos. Cuando pregunte por la otra mujer que estaba con sus padres anoche, me respondió que se trataba de su hermana menor. Ella vive en Bukovina, donde se casó con un Duque de una familia bastante poderosa.

Hemos pasado el resto del día caminando por el interior del castillo. A pesar de que solo hay un mayordomo, toda la residencia está impecable, incluso la enorme biblioteca no tenía ni un solo rastro de polvo. Durante el almuerzo solo hemos sido el Conde y yo. Max me dijo que sus padres regresarían al anochecer. Preferí no tomar la cena, y volví a mi habitación para escribir esto.

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Transilvania, 21 de abril de 1896

Me desperté sobresaltado cerca de la medianoche. Tal vez por las historias que me contaron de camino acá, pero he tenido pesadillas. La última vez que había soñado algo así fue cuando tenía 10 años. Tome un poco del agua que me dejaron en la mesa de noche y me acerque al balcón. El cielo estaba nublado, a diferencia de la noche anterior, ni un solo rayo de luz iluminaba las praderas.

Por la ventana puedo escuchar los aullidos de los lobos, el chillido de los cerdos salvajes siendo comidos por ellos. Mientras observo la obscuridad, pienso en si las historias sobre brujas y fantasmas son ciertas. En sí estos seres están ahí afuera. Antes de irme a dormir de nuevo me pongo al cuello el rosario que Caroline me dio. Me hace sentir que ella está conmigo y recuerdo la razón de porque estoy en este lugar.

Escribo esto por la mañana antes de que el mayordomo suba a despertarme. Después que me fuera a dormir escuche ruido en los pasillos. Asumo que el marqués y la marquesa han regresado. Max me dijo sus nombres ayer, igualmente me presentaré de manera formal con ellos. Sabiendo la situación, a quien debo de convencer es a ellos. El conde está listo para partir tan pronto como sea posible, solo necesita que ellos lo dejen irse.