Capitulo 4

159 23 3
                                    

UN HERMANITO PARA YUKINE

Capitulo 4.

Después de a ver tomado el té Daikoku se disculpo por no poder seguir acompañándome, pues tenía que atender la pequeña tienda que tienen. Después de que se fuera me puse a revisar los trabajos que le había dejado a Yukine la semana pasada ya que Kofuku y Yato aún no habían llegando. Intentaba con todas mis fuerzas concentrarme, sin embargo no lo conseguía, mi mente seguía pensando en el deseo del  bebé. Recuesto mi cabeza sobre la mesa dándome por vencida y me quedo así con los ojos cerrados por al rededor de veinte minutos cuando la voz de Kofuku se hace presente.

ー¡Hiyorin! ¡Pero que sorpresa! ーdice Kofuku mientras se hacerca a mi. Me levanto y arreglo mi cabello que se había desordenado mientras la saludo de regreso.
ーHola Kofuku-san, ¿Cómo les fue en las compras? ー pregunto mientras busco a Yato con la mirada.
ーNos fue exelente. ー responde feliz. ーYato-chan es bastante bueno en conseguir ofertas y gracias a eso pudimos comprar todo y nos sobró para poder compras algunos dulces.
ーVaya, entonces es bueno ir de compras con Yato si ayuda a gastar menos. ー respondo soltando una pequeña risa. Que es seguida por la de Kofuku. Segundos después veo a Yato entrar y se sienta con nosotras saludandome y preguntando el motivo de nuestra risas. Kofuku se lo dice y el voltea a verme, nuestras miradas se conectan y dejo de escuchar a Kofuku. Párese como si su mirada nos hubiera transportado a un lugar donde solo estamos el y yo.

Ambos seguíamos en esa posición, parecía que ninguno quería ser el primero en romper el momento, sin embargo esto duró menos de lo que hubiera querido, pues el grito de Daikoku hizo que los dos saliéramos del trance y voltearamos a verlo, quien de inmediato se abalanzó a abrazar a Kofuku quién le devuelve el abrazo. Yato se disculpa con nosotros pues tiene que ver cómo sigue Yukine. Yato se levanta y puedo ver el ligero sonrojo en sus mejillas, para después sentir las mías arder, intento ocultar mi cara pero se que es tarde cuando escucho a Kofuku pedirle a Daikoku que nos deje solas ya que tenemos algo muy importante de que hablar, el accede y sale de la habitación.

ー¿Y bien? ¿Que es lo que me quieres preguntar Hiyorin? ーdice con una sonrisa, es bastante astuta o y yo muy obvia para que supiera que vine a hablar con ella.
ーBueno... ¿Que puedo hacer respecto a la idea del bebé? Yukine-kun sigue sin salir de su habitación. Y no se qué hacer...
ーBueno, tú y yo sabemos lo que puedes hacer para solucionarlo y hacer que Yuki salga de ahí. ーme dice mientras se inclina hacia mi.
ー¡Claro que no! ー digo con las mejillas ardiendo. No puedo hacer eso.
ー¿Y por qué no? No me puedes mentir Hiyori, se perfectamente lo que sientes por Yato-chan y se que el siente lo mismo por ti. Así que no le veo el problema.

ーNo sé de qué estás hablando. Y en todo caso de-de que eso sea verdad aún así no creo que sea físicamente posible, el es un dios y yo soy humana. ーrespondo a punto del infarto. Veo como la mirada de Kofuku cambia a una pervertida y temo su respuesta.
ーOh, vamos Hiyori, eso no es ningún problema. Tu misma  lo acabas de decir, Yato-chan es un dios, y para los dioses no hay imposibles. ーme responde. Aunque admito que no se que dirían en Takamagahara si se llegarán a enterar. ーLo ves, ahí está otro problema.
ーJajaja... Puede ser, pero te puedo asegurar que Yato daría su vida antes de que les pasará algo, y no solo él nadie de nosotros tampoco lo permitiría. ーMe dice muy segura poniendo una mano sobre la mía.

El resto del día Hiyori se la paso hablando con la diosa de la mala suerte y con ayuda de ella termino de revisar los trabajos de Yukine.  Yato no volvió a aparecer en la estancia lo que puso un poco triste a la mitad ayakashi. Ya estaba oscureciendo cuando Hiyori se despidió de Kofuku y Daikoku pues se estaba haciendo tarde y había dejado su cuerpo dormido en su habitación. Empezó su camino a casa viendo cómo poco a poco las luces nocturnas se encendían a su paso iluminando su camino.

UN HERMANITO PARA YUKINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora