Capitulo 11

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UN HERMANITO PARA YUKINE

Capitulo 11.

Ya había pasado un tiempo desde el nacimiento del bebé, las cosas se habían mantenido tranquilas, de vez en cuando algún ayakashi merodiaba al rededor del departamento pero Yato rápido acababa con el, por suerte lo que pasó en aquella ocasión no se había repetido lo que lo tranquilizaba. Y así Yato junto con los demás disfrutaban todos los días junto al bebé.
ーMuy bien, ahora solo tengo que cerrar esto y estarás lista.
ー¿Que haces Yukine? ーpregunta Yato acercándose a su shinki.
ー¿No ves? Estoy terminando de cambiarla. Listo, ya estás lista. ー sonrió mientras alzaba a la pequeña quien lo miraba con una sonrisa y agitaba sus manitas intentando tocar su cara, más lo que logro fue tomar un mechón de cabello y comenzar a jalarlo mientras el shinki le pedía que lo soltara.
Yato soltó la risa y comenzó a burlarse al ver cómo Yukine era vencido por su hija.

ーJajajaja... No puedo creer que estés siendo vencido Yukine.
ー¡Cierra la boca! Y mejor ayúdame a qué me suelte, esto me duele.ーSe quejo Yukine al ver cómo ahora lo jalaba con sus dos manos.
Dejando de reírse Yato se acercó tomando una de las pequeñas manos logrando liberarlo un poco. Enseguida  intento abrir sus dedos de la otra mano para que soltará el cabello, pero lo que no sabía era que la pequeña con su mano libre tomo el cabello del dios empezando a jalar no solo el cabello del shinki si no también el suyo.
Hiyori quien en ese momento iba entrando a la habitación se quedó parada y un pequeño tic nervioso se hizo presente al ver la escena que tenía en frente. Dejo escapar un suspiro y camino hasta ellos.

ーYato ¿Se puede saber que están haciendo?
ーNosotros no hacemos nada, solo intentamos hacer que nos suelte.
ーrespondió antes de gritar por el dolor.
ーAaah... Aveces creo que tengo tres bebés en lugar de uno. Pero bueno, vamos a liberarlos, creo que ya sufrieron bastante.
ーEy Miyuki, es hora de que sueltes a papá y  a Yukine. ーdijo dulcemente. La pequeña al oír la voz de su madre volteó a verla con aquellos ojos azules idénticos a los de Yato. Miyuki sonrio y los solto enseguida. La pequeña estiró sus brazos y Hiyori la cargo enseguida sintiendo el dulce aroma de su hija.

ーGracias Hiyori.  ーdijeron ambos chicos.
ーJaja... De nada. Pero aún así  no entiendo cómo es que los dos terminaron así.
ーMiyuki es más lista y fuerte de lo que crees Hiyori.
ーYato tiene razón. No logramos que nos soltará por más que tratamos.
ーHiyori sonrió y nego con su cabeza.
ーJaja... De acuerdo. Por cierto Kofuku nos invitó a una pijamada.
ー¿Otra? ーpregunto Yato.
Kofuku nos invita a una pijamada cada tercer día. Creo que debe de buscar otra escusa para poder tener a Miyuki en su casa.
ーCreo que eso solo lo utiliza para que Daikoku no la regañe, aunque no es como que a él le moleste tenernos allá.ーrespondió Yukine.
ーEn ese caso vamos, que nos está esperando afuera con Daikoku.
ーDebí suponerlo. ーmurmuró Yato.
Hiyori sonrió saliendo de la habitación seguida de los chicos.

Apenas Hiyori había salido del apartamento sintió como su hija salía de sus abrazos para pasar a los de Kofuku y Daikoku. Yato miro a sus amigos que estaban perdidos haciéndole mimos a su hija sintiendo algo de celos, Hiyori le dió un pequeño codazo.
ー Lo se, lo se.
Respondió cerrando la puerta tras salir Yukine. Y tras saludar a sus amigos empezaron su marcha hacia la casa de la diosa.

Sentado en un banco  un joven  observaba  pasar alegre  a Yato y a los demás. Yato jugaba con su pequeña alzandola por el aire. Una sonrisa se formó en su cara  para después levantarse y comenzar a caminar mientras jugaba con un pincel.
ーAsí que esa pequeña es tu hija Yaboku...

Fin.

UN HERMANITO PARA YUKINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora