Capítulo 29: Lawyers and Lords

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Nick y Hank estaban hasta el cuello de tazas de café vacías y cajas de comida para llevar, repasando los hechos de su caso más reciente. Hasta ahora había resultado no estar relacionado con los Wesen y se sentían aliviados de tener un caso de asesinato relativamente sencillo.

Mientras intercambiaban ideas animadamente, fueron interrumpidos por Wu. -Oye, Nick, hay un señor Smith de-, aquí Wu se refirió a su bloc de notas, -de la firma de abogados Smith, Smith y Smith pidiendo hablar con usted-.

Enarcando las cejas, Nick se limitó a esperar.

-Sí-, continuó Wu, -no es una broma. Los he investigado y son un bufete muy elegante. Ni siquiera podría permitirme una consulta de 5 minutos con un asociado junior-.

-¿Dijo de qué se trataba? ¿Está relacionado con nuestro caso Newton?-.

Wu hizo una mueca y admitió -Se mostró reacio a dar detalles. Conseguí que revelara que era algo personal-. Levantó un dedo para detener la pregunta que Nick había iniciado -Una posible pista es que tiene acento británico-.

Los tres hombres intercambiaron expresiones resignadas. Nick puso los ojos en blanco cuando Hank se encogió de hombros y asintió a Wu -Vale, que venga-.

Wu se enderezó y saludó con la mano a un joven novato que se marchó rápidamente a buscar a un hombre de mediana edad, estatura media y aspecto anodino. Iba vestido con un traje que gritaba "abogado caro". Cuando se reunió con ellos en el mostrador doble, esbozó una sonrisa cortés y no pareció inmutarse por la presencia de los tres policías.

-¿Nicholas Burkhardt?-.

Nick se levantó y le ofreció la mano -Nick-.

-Bernard Smith. Un placer-.

-¿Qué puedo hacer por usted, Sr. Smith?-.

Echando un vistazo a la concurrida sala, Smith preguntó -Le pido disculpas por haberme puesto en contacto con usted en su lugar de trabajo. No pudimos obtener ninguna información sobre su residencia actual. ¿Hay algún lugar más privado donde podamos discutir un asunto personal?-.

Al ver la desconfiada vacilación y la expresión cerrada en el rostro del Grimm, Smith aclaró -No debería llevar más que unos minutos-.

Nick evaluó con calma al abogado y, tras no encontrar indicios evidentes de una trampa, asintió lentamente mientras señalaba hacia el pasillo lateral donde se encontraban una sala de conferencias y varias salas de entrevistas. Por desgracia, la única sala disponible era una de estas últimas. Nick se encogió de hombros internamente: si Smith tenía algún problema con ella, no tenía suerte.

Cuando Nick se llevó al hombre, sintió que le miraban. Al levantar la vista, se encontró brevemente con la expresión inexpresiva de Renard, que había estado hablando con otro detective al otro lado del toril. Ignorando al a veces aliado, a veces enemigo, Nick hizo una señal a Smith para que le acompañara a la sala.

Miró la cámara del rincón y se aseguró de que la luz roja que indicaba que estaba grabando no estuviera encendida. Luego se colocó frente al abogado, apoyando la cadera en la pequeña mesa de conferencias. Observó con fingida impasibilidad cómo el abogado colocaba un maletín de cuero sobre la mesa antes de sacar una gran carpeta manila y un sobre con una especie de sello de cera. Tras colocar ambos en una pila ordenada, Smith los deslizó por la superficie.

Nick enarcó una ceja y miró hacia abajo, pero no hizo ademán de cogerlos, ni siquiera cuando vio el nombre de su hijo escrito en cursiva oblicua en la carta.

-Mi cliente, Lord Black, desea establecer comunicación con su ahijado y heredero, Hadrian Potter-Black. En un esfuerzo por evitar hostilidades, se incluye una copia de los testamentos de James y Lily Potter, la herencia para Lord Black, la exoneración del conde y los medios para contactar con su señoría-.

Aquí, Smith vaciló, -El Conde ha pasado años buscando a su ahijado -(negándose a perder la esperanza. Aunque entiende que no tiene medios legales para exigir una reunión)- ha escrito una carta con la esperanza de que el Vizconde al menos acceda a una reunión-.

Nick tardó un largo y embarazoso instante en darse cuenta de que su hijo era el vizconde y de que el abogado esperaba una respuesta sin siquiera un gesto de fastidio ante la mirada perdida que recibió del Grimm.

Finalmente decidió que la neutralidad -(o al menos la ausencia de hostilidades)- sería el mejor enfoque a adoptar con el hombre que esencialmente era sólo el mensajero de un hombre al que Nick realmente no tenía motivos para negar o combatir.

Hadrian era legalmente capaz de tomar sus propias decisiones y ya había decidido cumplir con el Sirius de esta realidad.

Asintiendo una vez, admitió, -Hadrian quiere conocer a su padrino. Le pasaré los documentos y la información de contacto. ¿Cuándo esperas que Black llegue a Portland?-.

Smith pareció vagamente sorprendido ante la tranquila aceptación de Nick y la suposición de que el conde viajaría a Estados Unidos.

Nick se limitó a enarcar una ceja, lo que hizo que el hombre se mostrara brevemente contrariado antes de aclararse la garganta para confirmar que su señoría llegaría en dos días y se instalaría en una mansión situada a las afueras de Portland.

Haciendo todo lo posible por reprimir un suspiro de cansancio, Nick se limitó a aceptar que sus vidas estaban a punto de ser invadidas y esperó que su hijo adolescente descubriera que el Sirius Black de este mundo era un hombre al que valía la pena dejar entrar en su vida. Hadrian se merecía finales y comienzos felices.

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