Después de la explosión que provocó la muerte de Prim, acontece algo extraño.
Katniss, Peeta y Gale se ven atrapados pero para su sorpresa al lograr salir, el capitolio no es como lo recordaban.
•Está historia no me pertenece es una traducción de un...
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Gale es un prisionero. Cressida y Pollux pueden haber muerto. ¿Y Peeta? No he puesto los ojos en él desde que dejamos la casa de Tigris. Ahora estoy completamente sola.
Como puedo llego a el Circulo de la Ciudad. Al otro lado de la amplia extensión rodeada por grandes edificios, se asienta la mansión del presidente. Empiezo a serpentear mi camino hacia la mansión.
A eso de medio camino, me doy cuenta de la barricada de concreto. Está llena de refugiados, mientras me voy acercando más, noto otra cosa. Todas las personas al interior de la barricada son niños. A ellos no se les está permitiendo entrar a la mansión. Están acorralados en el interior, con Agentes de Paz haciéndoles guardia por todos lados.
Hay una conmoción y la multitud surge a la izquierda. Estoy atrapada por largos cuerpos, corriendo de lado, apartada del curso. Escucho gritos de "¡Los rebeldes! ¡Los rebeldes!" y se que ellos debieron haberse abierto paso. El momento me golpea contra el asta de una bandera y yo me trepo a ella. Me arrastro hacia arriba fuera de la colisión de cuerpos. Sí, puedo ver el ejército de rebeldes entrando a cantaros en el Círculo, llevando a los refugiados de vuelta a las avenidas.
En ese instante un aerodeslizador marcado con el sello del Capitolio se materializa directamente sobre la barricada de los niños. Decenas de paracaídas plateados llueven sobre ellos. Los recogen con impaciencia. El aerodeslizador se desvanece, cinco segundos han pasado, y entonces como veinte paracaídas explotan simultáneamente.
Un gemido se levanta de la multitud. La nieve esta roja y cubierta con partes de cuerpos de todos los tamaños. Muchos de los niños mueren inmediatamente, pero otros yacen en agonía sobre el suelo. Puedo ver que los Agentes de Paz no sabían que esto iba venir por la forma que están saltando lejos de las barricadas, haciendo un sendero para los niños. Otra multitud de uniformes blancos se extienden por el exterior. Pero estos no son Agentes de Paz. Son médicos. Médicos rebeldes. Yo reconocería los uniformes en cualquier lugar. Ellos pululan entre los niños. Blandiendo kits médicos.
Primero, obtengo un vistazo de la trenza rubia bajando por su espalda. Luego, mientras ella se quita el abrigo para cubrir a un niño gimiendo, noto la cola de pato formada por su camisa que está fuera de sus pantalones. Me deslizo por el asta sin pensarlo hasta llegar a la base del asta de la bandera en menos de un segundo. Luego, estoy empujando a través de la multitud, justo como lo hice antes. Tratando de gritar su nombre sobre el rugido. Casi estoy allí, casi en la barricada, cuando creo que ella me escucha. Porque por un momento, ella me ve, sus labios forman mi nombre.
Y ahí es cuando el resto de los paracaídas estallan.
En ese momento se escucha un gran estruendo y la tierra se sacude con violencia. Siento que el suelo se balancea medio metro hacia la izquierda, las fosas nasales se me llenan de un extraño olor a químicos y tela quemada. Me llevo las manos a las sienes y siento que el pulso se me desboca.
Miro hacia arriba por instinto y ahí es cuando lo veo: el asta en la cual me encontraba hace un momento se sacude violentamente y los edificios a mi alrededor se precipitan hacia abajo. Apenas tengo tiempo de taparme la cara cuando la estructura de metal se me viene encima.
Despertar es como salir a rastras de una ciénaga. Cada vez que veo la superficie, o que siento el aire fresco en la piel, un espectro oscuro me arrastra de nuevo al fondo. Resulta tentador dejarse ir. No sé cómo consigo salir del fango, me fuerzo a abrir los ojos, obligo a mi cerebro a funcionar.
Me despierto tomando bocanadas de aire, como si tuviera a alguien sentado sobre el pecho, comprimiéndome los pulmones hasta reducirlos al tamaño de un bolsillo. Noto la piel como en carne viva; no sé ni describir la sensación. Es como si estuviera en llamas o atrapada bajo la superficie helada de un lago, o cubierta por cientos de minúsculas contusiones. Sé que estoy llorando porque oigo los sollozos y noto la humedad de las lágrimas en las mejillas.
Creo que oigo gritar mi nombre.
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Está historia no me pertenece es una traducción de una cuenta llamada IwillGoDownWithThisShip. Algunos capítulos serán narrados por Katniss y otros estarán narrados en tercera persona (como en el libro de Balada de pájaros cantores y serpientes). Además creo que es de importancia mencionar que es levemente AU, ya que se desarrolla en un universo donde las almas gemelas existen.