4 - Debe saberlo

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La lluvia caía con fuerza empapando las calles de la ciudad. El auto del alfa, estacionado fuera del departamento de Pete tenía el motor encendido mientras su dueño espiaba por la ventana con el ceño fruncido. El teléfono pegado a su oído, esa mala sensación en la boca del estómago no lo dejaba.


-no voy a irme, quiero verte- dijo decidido.

-no pasara, vos y yo no tenemos nada de qué hablar, nosotros no...

-Pete- lo corto- han pasado cinco días desde la última vez que te tuve ¿Crees que soy de hierro?- apoyándose contra el volante cerro los ojos, el aparato aun pegado a su oído- te necesito bebe, por dios.

-no me necesitas, tenes a los demás, todos esos... fáciles con los que te acuestas.

-¿Qué?- dijo confuso sin comprender de donde nacía ese reclamo, para él la relación entre ambos era abierta, siempre lo sintió así ¿Por qué ahora era un problema?- Por favor, nadie se te compara bebe- el alfa estaba irritado, no entendía porque el bello omega había pasado de estar en su cama sonriente a evitar sus llamadas ¿Qué había pasado?- Pete, bebe...- dijo al no escuchar respuesta- ¿Por qué me evitas?

-ya no quiero esto Vegas, ya... no puedo.

La voz del omega se quebró, un débil sollozo se escuchó en la línea y Vegas supo que no podía seguir escuchando. Apago y salió del coche, corrió dentro del edificio y toco el timbre de la casa del pelinegro y espero.

-si no me abres voy a tocar todos los malditos timbres, molestare a todos tus vecinos y hare el ruido suficiente para que llamen a la policía.

-¿Estás loco?

-lo estoy, escucharte llorar esta enloqueciendo a mi alfa, abre la puerta Pete- el sollozo parecía más bajo, pero no paro- omega, por favor.


Los segundos se extendieron demasiado, el tiempo de espera pareció eterno, hasta que la puerta sonó y supo que lo había dejado entrar. No espero, entro corriendo y subió las escaleras de igual forma, no tenía tiempo para el ascensor. Se movió de prisa hasta el quinto piso donde se apresuró a golpear la puerta, esta vez Pete no lo hizo rogar, abriendo prontamente.


-¿Qué haces? Mis vecinos van a....

-perdón - lo pego a él abrazándolo con fuerza, no le dio tiempo a nada, solo lo tomo con él haciendo que sus cuerpos choquen. Un jadeo salió del pelinegro, no esperaba eso, no después de la insistencia y amenazas para verlo -no sé qué pasa, no sé porque me evitas, pero tenes que parar, necesito que lo hagas.

-ya no puedo seguir con esto Vegas, yo... no puedo.


Vegas lo soltó, vio los hermosos ojos del omega cubiertos de lágrimas no derramadas, sus mejillas húmedas, su expresión decaída. Su corazón latió dolorosamente, era triste verlo así, le molestaba, mas pensando que era su culpa.


-¿Qué está mal? Solo... decime y yo...- no sabía que decir, no sabía por qué estaba ahí en primer lugar. Pete era alguien increíble, dulce y hermoso, pero se suponía que sería uno más con los que salía ¿Por qué entonces lo buscaba cuando no lo hacía con otros, por qué le importaba su rechazo cuando antes solo los tachaba de su lista y seguía adelante? Pete cambiaba cosas en él, movía... algo dentro que estaba marcándolo, desgarrándolo con la idea de no estar cerca.

-no puedo ser uno más del montón, no puedo... seguir así- limpio su rostro con sus manos, no importaba cuanto lo intentaba, seguía queriéndolo, seguía... doliéndole eso- no es lo que espere.

Tupananchiskama (Vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora