01

702 90 21
                                    

Es uno de esos días en los que Perona no está en casa porque salió con sus amigos y Mihawk está en el trabajo, es uno de esos días en los que el estrés en soledad consume a Zoro y no hay tanta gente en el Baratie para que Sanji se considere ocupado, así que está ahí, visitando la gran casa de Roronoa, en la cama del espadachin siendo tratado con dureza mientras su pecho está sobre el colchón y sus caderas tan altas como pueden estarlo, el vestido fue alzado lo suficiente para poder mostrar su firme trasero pero las bragas de encaje aún siguen puestas aprisionado su miembro erecto.

La peluca está enredada en el piso y es una suerte que el maquillaje no se le haya corrido pero agradece fervientemente a la fórmula a prueba de agua que tienen los productos que recién acaba de comprar. Sus manos se aferran a las sabanas tan fuerte como las manos de Zoro toman su delgada cintura.

—¡mierda! — gime alto — Marimo, más... ¡ahi!

Las embestidas se vuelven más duras, agresivas, y los gemidos y jadeos de ambos son tan notorios que es lo único que invade la habitación además del rechinar de la cama por tanto ajetreo. Su mente está en blanco pues está siendo invadido por el placer, el sexo entre ellos es increíble porque cada quien hizo al amante perfecto a través de indicaciones, los dos conocían los puntos débiles del otro, como encenderlo en segundos y como hacerse llegar al orgasmo, sabían todo del otro, física y emocionalmente y eso simplemente fue la perdición para Sanji. Desde hace un año, era lo que lo había enviado al abismo.

El orgasmo llega sin darle la oportunidad de avisar que había llegado al clímax, pero el japonés no ha terminado aún por lo que las embestidas aún activas de Roronoa siguen manteniendo sus gemidos como frases incoherentes, cuando Zoro finalmente llega dentro del preservativo ambos se sienten en las nubes porque es uno de esos días donde el espadachín se siente solo y Sanji está ahí para ser una de sus chicas en lugar de uno de sus amigos.

Está exhausto en la cama mientras trata de limpiar su cuerpo luego de tan agotador encuentro, Zoro va a tomar una ducha y el termina frustrado fumando un cigarrillo cuando su ropa está de nuevo en su lugar, odia no tener una sesión de besos y mimos luego del sexo pero sabe que es la regla para no involucrarse de más, por mucho que ansie ser amado por el peliverde sabe que no es correspondido porque el chico del que está enamorado siempre ha dicho que solo le gustan las chicas. Es irónico pensar en eso cuando acaba de follarselo con tantas ganas en su habitación, pero sabía que tenía que ver con su apariencia femenina pues nunca han cogido sin que este travestido, quizás Roronoa podía ignorar lo que tenía entre las piernas gracias a un vestido corto, algo de maquillaje y unas bragas bonitas, a lo mejor su apariencia logra ser lo suficientemente androgina para que su pene a penas sea algo relevante para el espadachin, o quizás simplemente quería ahorrarse los problemas que podría traer el sexo con chicas.

No sabe la razón  pero tampoco la cuestiona, no tiene el valor de preguntar al respecto, para él está bien solo ser el chico con el que coge sin ataduras, adoraria que en su lugar Zoro le hiciera el amor pero se conforma con poder complacerlo y ser el amigo que todavía necesita ya sea o no de forma sexual, no requiere más por ahora, piensa que está bien solo con poder estar a su lado como un amigo... que forma de decir que le aterraba intentar algo más.

— ¿quieres tomar una ducha? — pregunta el espadachín — Mihawk llega tarde hoy y aun falta cerca de una hora para que Rona vuelva.

— estoy bien, gracias. Me duchare en  casa, le había dicho a Zeff que no tardaría — respondió — ¿vas a hacer algo más tarde?

— después del entrenamiento saldré con Kozuki — respondió — a una cita.

— ah... Hiyori en serio debe tener malos gustos si te invito a una cita. — responde encendiendo un cigarrillo.

One of your Girls (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora