IV

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Después de la cómoda cena con los Jeon, sus invitados partieron rumbo a las habitaciones como su primera noche en esa ciudad, había sido una llegada memorable y placentera para los Park quienes no ocultaron su interés una vez que llegaron a Seúl, y asimismo agradecían cordialmente a su majestad por proporcionarles alojamiento y darse el tiempo de mostrarles el edificio.

–Agradezco su oportuno apoyo y cortesía nuevamente rey y reina Jeon – expresa el peligrisa fuera de la puerta de su habitación –Me ha sido de mucho gusto poder estar contando con ustedes en un designio como este.

–Para nosotros es un honor tenerlos aquí Park, y tenga por hecho que de ahora en adelante habrá nuevos cambios en camino – articula Jeon tomando con delicadeza la mano de su amada.

Una vez que se despidieron del hombre la pareja caminó a su respectivo cuarto con la luz de la luna iluminando el pasillo, la serenidad inundó el palacio y al mismo tiempo un silencio irrumpió rápidamente. Sin embargo, hubo quien decidió quedarse hasta tarde leyendo uno de los libros que lograba despejarlo de su mente mientras su única compañía era la vela encendida dentro de uno de los faroles colgados en la pared.

Al principio decidió dedicarle sólo quince minutos a su lectura, pero una vez que las páginas se hacían más y más interesantes logró engancharse tanto que no se dió cuenta de la hora que marcaba el reloj incrustado en la pared.

12:35 de la madrugada y el pelinegro aún yacía sobre el sofá leyendo una de sus tantas distracciones, de no ser porque la vista comenzó a pesarle él seguiría hasta que terminase todo el libro si quisiera. Agotado salió de la sala rumbo a las escaleras aún con el tomo bajo su brazo, después un bostezo escapó de su boca mientras sacudía su cabello, seguido de otro, y otro más.

A sólo a unos pocos metros de llegar a la puerta de su habitación una casi inaudible voz le interrumpió por detrás, a pesar de su rostro somnoliento dió media vuelta buscando entre el pasillo.

–No debería desvelarse en algo así, le saldrán ojeras.

La visión del pelinegro se adaptó rápidamente al entorno luego de notar la presencia de Jimin a unos cuantos pasos de él, el chico estaba recargado sobre la puerta de la otra habitación mientras lo veía de brazos cruzados.

–Jimin, ¿Qué... qué hace levantado de su cama? – preguntó intentando equilibrarse con ayuda de la pared.

–Pues, sus pasos se pueden escuchar desde mi habitación – responde mientras une sus labios formando una línea.

Jeon rascó su nuca avergonzado por el hecho de haber interrumpido el sueño del rubio –Lo lamento, creí que todos estaban durmiendo.

–¿No debería tener una hora específica para ir a la cama príncipe Jeon? – pregunta enarcando una ceja.

Jungkook bajó la cabeza y desvio su mirada con algo de pena, claro que tenía su horario para exactamente todo, pero siempre buscaba la forma de escabullirse sin que se dieran cuenta.

–Lo siento – repite aún cabizbajo.

Park dejó salir una sonrisa divertida negando con la cabeza, le parecía gracioso escuchar al pelinegro disculparse por casi todo, durante el resto del día pudo jurar que lo escuchó pedir perdón unas quince veces recordaba él.

–No hay problema, la próxima vez trate de dormir un poco más temprano, créame no querrá tener fatiga en clase.

–Claro, lo mismo digo – respondió inclinándose al final en forma de disculpa.

Jimin hizo un gesto con la cabeza y abrió nuevamente la puerta de su habitación dispuesto a entrar por lo que Jeon dió la vuelta y siguió su camino, ignorando el hecho de que la mirada del rubio aún yacía sobre él, al menos hasta que llegó a su habitación y se perdió dentro de esta. Por si no fuera poco, el rubio no paraba de preguntarse toda la noche por qué estuvo esperando al príncipe Jeon como un idiota sin razón alguna, aguardando sentado sobre la puerta de su habitación con un oído pegado a la pared en la espera de escuchar el sonido que hacía una persona al subir las escaleras, no tenia sentido para él y finalmente el que terminó durmiendo a las casi tres de la madrugada no fué Jungkook sino Jimin.

Young Royalty (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora