III

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Cuando sucede este hecho se detona la acción:

1. Al cuarto de hora los hombres de Franco están desplegados por las calles buscando a la autora del ataque, en eso el silencio lo quebranta una ambulancia enviada por don Salvador, con los hombres reagrupados en una esquina de la plaza esperando indicación; dentro la ambulancia el jefe de los pistoleros dice:

-" si mi sobrino se quebró al mesmo Remington de Jalisco éstos pelaos que me duran"-; salen del vehículo con ametralladoras ya Thomson o Browning y abren fuego en contra del grupo.

2. Al entrar en la casa del Máximo ya no se halla éste ahí; encuentran poca resistencia, los matones restantes han huido y empiezan a ser cazados desde ese momento por los rancheros. En la balacera hacen una aprehensión; lo reconocen, es "El Caporal", el jefe de los de Franco.

3. Se largan con "El Caporal" a un rancho en la cañada y mientras van le echan en cara sus chingaderas y espantosos atropellos;

-"ora si nos vamos a dar cuerda con este cabrón"- dice el jefe de los vengadores, -" yo a los valentones no los puedo ver ¿sabes eso?"-.

Piensan hacer que un burro lo clave pero descartan la idea por impráctica, usando ganchos de carnicero lo suspenden por el culo y las bolas, le mantienen arriba la cabeza y también los brazos por detrás de la espalda con alambre de púas; con anzuelos le sujetan los párpados para poder echarle chile y cera fundida dentro de los ojos, lo mean y le inyectan meados. Luego le meten clavos entre las uñas mientras hierven en un bote mierda junto con aceite y espinas de nopal que en seguida le harán tragar por un embudo. Tras encenderle pólvora dentro de la nariz y atravesarlo con una varilla desde el pito hasta la espalda ya sólo lo piñatean un rato y ahí le abandonan todavía con vida.

4. Al amanecer don Salvador ha perdido ya toda quietud, al saber lo de su hermano despacha una avioneta a por él para llevarlo a un hospital. En su desespero decide que ha de conducir él mismo hasta la ciudad de México, apenas deja atrás Tepatitlán un camión de volteo le cierra el paso cuando otros tres se encargan de empujarlo hacia el barranco.

5. Por las calles de Zapopan temprano se ve vagar la silueta demacrada de Máximo Franco envuelta en un gabán; algún chismoso va y se lo cuenta al general De la Torre quien tiene casa cerca y en ella se encontraba, él lo despide indiferentemente.

Tales quedaron los resultados del plan.

Pudiente y respetado era el general De la Torre, y su carácter de influencia le precedía ante quien fuese versado en el tema. A tales comodidades se sumaban las numerosas propiedades que tenía en la república sin contar las que en Estados Unidos o España pudieran estar; toda ésta bonanza venida por la intercesión de Lázaro Cárdenas, su deudor de la vida que no pocas veces le concedió facilidades para pasar alcohol hacia el norte durante la prohibición, mas él rechazó siempre éstos favores en cambio aceptando con modestia y cierta fuerza los trenes de ganado que el también general le erogó en varias ocasiones bajo la falsa petición de guardarle aquellas reses. No acostumbrado a la riqueza de toda la vida se empeñaba en extraer algo noble de tan hinchada posesión apadrinando a los hijos de familias honradas de los que se afanaba más que nada en pagar la educación. Sólo eran los aderezos de oro que lucía y usaba su pequeña debilidad, en especial relojes de leontina.

Con sus favoritos y gentiles personalidades a las que cobijaba usualmente se reunía formando frugales mas nada austeros convivios; ora en su casa frente a la catedral tapatía, ora en el gran rancho de recreo que poseyó en La Barca, sus dos más preciados bienes. Repetidamente narraba como durante los últimos años de la revolución dio en un camino con varios burros que iban sin rumbo cargados con muchas barras de oro sobre sus espaldas, y ese era el origen de su holgada vida además de la inspiración para el nombre de aquella finca: "El burro de oro"; aún así no fuera secreto el que más bien todo aquello venia por mano del expropiador presidente como premio a su carrera y cercana militancia.

Relatos de un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora