Capítulo Uno

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Valeska Morozov
26 de noviembre del 2024

Mis ojos se mantienen cerrados mientras escucho música en mi habitación.

Night flower suena en mi habitación y yo solo me puedo imaginar un cielo lleno de estrellas con unas montañas con flores de fondo.

La sabana me cubre todo el cuerpo y siento como alguien toca la puerta.

-Adelante.

La puerta se abre y unos pasos se hacen audibles.

-Hermana, ya está listo el departamento qué pediste. ¿Estas segura que quieres vivir sola? Puedes vivir sola en estas condiciones.

La voz de mi hermana es tan tranquila y suave.

-Si puedo, además piensas que nuestros padres me dejaran vivir sola. Es claro que me pondrá alguna guardaespaldas o ayudante.

Ella toma mis manos y las besa.

-Lamento no ser yo la que te pueda cuidar allá. Este mes he hecho todo lo que puedo para cuidarte y ayudarte pero entro en unos días a la universidad de nuevo y no podré estar contigo.

-Cariño, no te preocupes. Ya hiciste lo que pudiste por mi, no es tu obligación.

Sus brazos me envuelven en un dulce y cálido abrazo.

-Vamos, tenemos que bañarte y vestirte.

Asiento y le doy mi mano para que me guíe. Abro los ojos y la luz me aturde, todo a mi alrededor se ve borroso.

Como si hubiera un vidrio tan borroso qué ni siquiera con mi mayor esfuerzo pueda ver.

Y sí, después de mi accidente quedé así, ciega casi completamente. Trato de no abrir mis ojos para no sentirme tan inútil al no poder ver nada.

El impacto qué tuvo mi cabeza cuando caí por culpa del choque me afecto varios nervios y mi vista.

El doctor dijo que sería temporalmente, tal vez por unas semanas, meses o años. Alentador, ¿verdad?

Llevo un mes así, siendo totalmente inútil. Tuve que dejar de modelar, escribir libros y pintar cuadros.

Cuando le dije a mi hermana que escribiera en todas mis plataformas un mensaje para mis lectores, diciendo que me iría temporalmente para curar mi vista.

Llore por los mensajes que me dejaron, prometiendo qué me esperarían y desearían cosas buenas.

-Ale, quítate la pijama.

Me quito la pijama y la ropa interior quedando completamente desnuda frente a mi hermana.

Ella me toma de las manos y me adentra a la tina para prender la ducha y pasarme el jabón.

Ella cierra la puerta y yo paso el jabón por todo mi cuerpo. Pongo el jabón en su lugar guiándome de la pared.

Me enjuago y echo agua a la cara mientras la restriego fuertemente.

Como me odio. Como odio no haberme movido en esa calle. Como odio no haber aceptado la ayuda de ese hombre cuyos ojos aun no se me olvidan.

-Ale, ¿Estas lista?

-Sí.

Escucho como abre la puerta y apaga la regadera. Me ayuda a salir y cubre con una toalla.

Toma de nuevo mi mano y me sienta en un sillón. Escucho como abre mi closet para buscarme ropa.

-Ale, ¿De que color quieres tus prendas y que prendas quieres?

-La ropa interior negra, una blusa manga larga de color azul oscuro, un pantalón negro acampanado y unas zapatillas blancas.

Mi Guardaespaldas |18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora