Capitulo Cuatro.

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Kenai Wolbask...

Después de todo lo que pasó en esa oficina hubo unos minutos de tensión entre los empleados y Valeska.

Ella estaba verdaderamente molesta, por la falta de respeto que le hicieron.

Estuvimos ahí desde las doce hasta las tres de la tarde.

Ahora estamos dirigiéndonos a el hospital, no se qué tienen que hacer pero por lo que veo no es urgente.

Valeska está dormida en el hombro de su hermana, yo estoy de copiloto en el auto y ellas atrás.

Su rostro está totalmente relajado y puedo ver cómo frunce el ceño cuando duerme.

Ambas son tan iguales y tan diferentes.

Valeska es Blanca y Aleska es como cremita. Y las formas de sus rostros son totalmente diferentes.

Valeska es seria y callada pero, Aleska es alegre y muy habladora.

-Puedo preguntar, ¿A qué se debe la ida al hospital, Señorita Morozov?

Aleska voltea su rostro hacia mi y por un momento siento que me va a mandar a la mierda por su cara.

-Valeska tiene revisión con el ginecólogo. La dejaré contigo y me iré a la empresa de nuestro padre. Debido a que ella no puede ir, mi padre está con más trabajo.

Asiento levemente.

Esperen.. ¿Dijo ginecólogo? Ay dios santo.

Pasan cinco minutos y el auto se detiene. Me bajo y camino hasta la puerta donde saldrá Valeska.

Ella levanta su mano y yo la tomo con delicadeza.

Camino con ella de la mano para que no se caiga.

Aleska se nos queda viendo unos cuantos segundos, pero sonríe y continúa caminando.

Subimos rápidamente hasta el consultorio de ese ginecólogo.

Aleska toca la puerta y entra con su hermana, dejandome afuera.

Unos cinco minutos más tarde, Aleska sale con una cara muy seria. Demasiado para ser ella.

-Kenai, te voy a dejar a mi hermana a cargo en este lugar. Recuerda que ella no puede ver lo que le están haciendo. Necesito que entres a ese consultorio y estés con ella en todo momento.

Sus palabras me dejan un poco pensante.

-Claro, Señorita Morozov. Mi deber es cuidar a su hermana y lo haré sin importar qué.

-Disculpa que tengas que estar ahí. Pero me necesitan urgentemente en la oficina.

-No se preocupe. Puede irse.

Ella se despide con una sonrisa y al voltear se, veo como su cara cambia a una de seriedad total.

Me quedo unos segundos parado antes de inhalar profundamente y entrar al consultorio.

Al entrar encuentro a Valeska hablando seriamente con su ginecólogo. Ese hombre no pasa de 40 años.

El se levanta y veo como Valeska se remueve incómoda. Coloco una mano en su hombro y doy pequeñas palmaditas.

Al parecer me reconoce por mi olor.

-Puedes venir hacia acá, Valeska - él hombre la llama por su nombre y me deja un poco perplejo su poco profesionalismo.

Ella se levanta y me ofrece su mano para que la lleve al cambiador.

Ella se quita la ropa y queda en ropa interior. Por unos segundos quedó embobado con sus bellos muslos pero quito la mirada y le paso la bata.

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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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