¿Y SI LAS COINCIDENCIAS SON EN REALIDAD DOS ALMAS ENAMORADAS QUE REENCARNARON EN UN MISMO PLANO TRATANDO DE ENCONTRARSE NUEVAMENTE?
Otro fin de semana tocaba la puerta de mi "emocionante" vida, el anterior parecía haber ocurrido hace horas y ahora tenía que volver a afrontar las emociones retorcidas pasar por mi cabeza y clavarse en lo más profundo de ellas, insistiendo a cada momento con aquello que sabía, aún no había desaparecido del todo.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al imaginarlo.
No pude dejar de pensar en lo asfixiante que era ver como mi mente reflejaba a voluntad las peores cosas que sentía, sin importarle el daño que le ocasionaría a mi cuerpo. Era como si tuviese una enemiga en casa, instalada en aquel lugar íntimo y seguro, dispuesta a asesinarme mientras duermo.
Suspiré agotado, pensar consumía mis energías.
Con el cuerpo inclinado en el lavamanos, cerré la llave e inhalé aire con fuerza, luego sumergí el rostro en el agua. El frío golpeó mi piel brindándole una sensación de paz efímera, era como enfriar la conciencia y ponerla en pausa por microsegundos, mismos en los que me sentía libre y tranquilo, haciéndome desear poder vivir el resto de mi vida bajo el agua.
Imaginaba mi cuerpo flotando en medio del océano, con el sol de medio día golpeando mi rostro. Así era como deseaba vivir, sin recuerdos dolorosos atravesando mi cabeza a cada segundo, sin sentir absolutamente nada. A veces creía que eso era lo mejor, dejar de tener emociones que me desordenaran la vida.
Me impulsé con fuerza del lavadero y saqué la cabeza del agua para poder aspirar oxígeno, haciéndole caso a mi instinto de supervivencia. Tenía el pecho acelerado, lo que me obligó a abrir un poco los labios para poder respirar mejor. Aquello indicaba que había pasado mucho tiempo sumergido, aunque no lo noté, y eso era algo que me pasaba muy seguido.
Aquel reflejo pálido, sin vida y sin chispa de alegría que se mostraba frente a mí, era algo que había temido por mucho tiempo, y que, por desgracia, me estaba tocando vivir. Me abrumé en el segundo en que caí en cuenta que estaba empezando a sobre pensar todo, nuevamente. Tiré con fuerza de la toalla y la froté en mi cabeza para quitar el exceso de agua.
La tarde estaba fría y la noche se asomaba en el horizonte, aun así, decidí no colocarme camiseta, la casa estaba vacía y nadie se molestaría por verme un poco de piel. Me arreglé los Joggers y bajé a prepararme algo para cenar, eso me ayudaría a ocupar la mente, ya que las noches de los sábados solían ser interminables y me estresaba solo de pensarlo.
Apenas mis pies descalzos tocaron el primer piso de la casa, la puerta de entrada sonó. Arrugué el entrecejo confundido, era extraño que mamá llegara a esta hora, y de ser así, ella no tocaría el timbre. Caminé dudoso y me detuve frente a la puerta para observar por medio de pequeño espacio a través de ella, suspiré cansado al ver la cara de idiota de Iacler al otro lado.
—Esta no es tu casa, te confundiste —Dije apenas abrí.
Una sonrisa de lado se asomó en su rostro, le divertía demasiado joderme la vida.
—Yo también te extrañé, amigo —Sonrió con descaro—, y estoy feliz de verte.
—Nos vimos ayer.
Iacler se encogió de hombros, divertido.
—¡Sorpresa¡
Bufé cansado.
Lancé la puerta con algo de fuerza para que se cerrara, pero él lo impidió atravesando su pie, aun así, no me detuve, caminé hacia la cocina con él detrás de mí mientras intentaba ignorarlo, claro que con Iacler, eso era imposible.
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Los abrazos que no nos dimos
Romance"No lo sé, solo pasó. Encontré un refugio en alguien a 4000km de distancia." Segunda parte de "Aslan y Eila" (Aslan's version) Historia: Publicada: 09/10/2023 Escrita: 03-01-2021