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QUIZÁ EL DELIRIO NO SEA TAN MALO SI LO COMPARAMOS CON EL AMOR.

—Pensaba hacerlo ahora, pero esto complica todo —Comenté frustrado.

—No lo pienses mucho, ni te estreses analizando las posibilidades. Ya solucionaremos esto y te enviaré los datos para que los analices —añadió Daniel, tan relajado como siempre.

—Tengo la ligera impresión de que Teresa tiene mucho que ver con esto.

No era descabellado pensar que ella en un intento de impedir que vendiera las acciones a alguien más, hubiese eliminado todo registro de los accionistas, la pregunta era ¿Cómo y con ayuda de quién?

—Yo igual, Aslan —lo escuché suspirar cansado— Hay un registro de todo, una copia que se hace cada mes actualizando datos que solo tenía tu padre, el problema es que aquellos datos están codificados bajo una contraseña de seguridad que solo él sabía ¿Tienes alguna idea de que podría ser?

Me detuve a pensar en alguna respuesta viable, pero no se me ocurrió nada, si alguien sabía sobre esas cosas era Dante, pero lastimosamente él tampoco se encontraba hoy aquí.

—No lo creo.

—Ya está, déjalo así, te aviso cuando tenga la información de vuelta.

—Ok.

—Y Aslan...

—¿Sí? —Pregunté dudoso.

—Déjalo estar, no te preocupes demás.

—Vale.

Colgué la llamada y terminé de cerrar la caja para entregar el turno.

Peter, uno de los trabajadores de la tarde, se encontraba parado a un costado de mí, escuchando con atención las instrucciones de lo que debía hacer. Generalmente me quedaba con ellos el turno doble, pero hoy tenía planeado hacer cosas fuera de aquí.

—Fosteeer.

Escuché a lo lejos un gritó que conocía a la perfección, por suerte Peter era una persona muy inteligente y entendió todo lo que dije sin necesidad de una segunda explicación.

Hice el cambio de la contraseña de la caja y salí del lugar lo más rápido que pude. Mientras más pronto saliera de ahí, menos posibilidades tenía de ser interceptado. Lastimosamente, una vez más subestimé las habilidades escurridizas de Iacler

—No se nota para nada que me estás ignorando —Comentó apenas llegó a mi lado.

Suspiré dejando salir el cansancio. Había sido una mañana larga, solo quería llegar a casa, bañarme y dormir un poco. Tenía muchos pendientes que no podía resolver colapsando mi mente, y eso me abrumaba mucho más.

—¿Necesitas ayuda con algo?

—Ahora que lo diceeees.

Arrastró la última vocal de la palabra fingiendo estar pensativo, luego rodeó la motocicleta y se quedó frente a mí. Sus dedos empezaron a juguetear con el timón de la misma con nerviosismo.

—Dilo ya, Iacler —presioné.

—Tienes que venir conmigo a una fiesta... esta noche.

Sonreí con amargura.

—"Claro que lo haré".

Vi como sus cejas se fruncían al instante.

—Hablo en serio, Aslan Isaac Foster —giré los ojos al escuchar mi nombre completo, él lo ignoró—. Llevas más de dos meses encerrado, sin hablar con nadie, necesitas conocer personas.

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⏰ Última actualización: Jul 17 ⏰

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Los abrazos que  no nos dimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora