El suave viento me dan la bienvenida a España con grandes sueños y emociones palpables. Mi decisión de estudiar en un prestigioso Colegio Renacimiento Literario marcaba el inicio de mi travesía para convertirme en escritora.
Con una maleta llena de esperanzas, estaba lista para sumergirme en el mundo de las letras y dar vida a historias en tierras españolas.
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Me encontre en un torbellino de emociones mientras salía del bullicioso aeropuerto de España. La exuberancia de estar en un país nuevo se mezclaba con una confusión palpable, ya que las indicaciones se volvían laberínticas ante mus ojos ansiosos. Mientras miraba a mi alrededor, tratando de descifrar señales en un idioma que aún no dominaba por completo, sentía la anticipación y la incertidumbre tejiéndose en mi pecho.
Después de sortear las complejidades del transporte público y navegar por calles desconocidas, finalmente llegue a la residencia que sería mi hogar. El edificio, con su arquitectura peculiar, parecía más imponente de lo que recordaba en la descripción del folleto. Inhaló profundamente, consciente de que este sería mi refugio en las próximas etapas de mi vida académica.
Con las clases a punto de comenzar la próxima semana, me sentía en el umbral de una nueva fase, donde cada paso incierto resonaba con la promesa de descubrimientos y desafíos.
Al ingresar, me encontré con un vaivén de personas ya que estaban llegando estudiantes, con diferentes caras , asentos y géneros
-¿Cuál es tu nombre ?- una voz femenina sería pero dulce me saca de mis pensamientos. Al voltear me encuentro con una chica de cabello azul y corto ,con ojos café oscuro y llena de pecas ,con aspecto relajado ,de estatura promedio ,al otro lado del living.
-Disculpa - contesto confundí.
-¿Que cuál es tu nombre?- me lo repite con una sonrisa amable - para buscarte en la lista - señarala el computador delante de ella.
-Miriam Andrade Martinez - le digo a la chica de aproximadamente de 19 años al igual que yo.
-Bienvenida Miriam soy Alison una de las resepconistas - me tiende la mano y yo la estrecho con una sonrisa.
- Gracias Alison un gusto- me sonrie de vuelta y se da la vuelta dándome la espalda para tomar unas llaves para afrecermelas .
-Bien aquí tienes, tu habitación es la 12 está en el segundo piso ,puedes tomar el ascensor que está a tus espaldas- me indica , después nos despedimos y yo me dirijo al ascensor.
Después de llegar al segundo piso veo que hay algunos estudiantes en el pasillo algunos hablando con sus vecinos otros en las pantallas de sus móviles y otros intentando encontrar su habitación.
Encuentro rápidamente la mía y entro sin más. La habitación de la residencia se sumergía en una tenue penumbra, indicando la inminente llegada de la noche. El escritorio de madera maciza se encontraba estratégicamente ubicado junto a la ventana, iluminado por la luz dorada del atardecer. Sobre él, una lámpara de estilo vintage proyectaba una luz suave a su lado un jarrón con flores frescas, gerberas para ser específica. La cama, con sábanas blancas impecables, ocupaba el centro, rodeada de cojines cuidadosamente dispuestos. Una mesa de noche albergaba una lámpara de lectura. La cómoda, con detalles elegantes, añadía un toque de refinamiento. La puerta del baño, discretamente cerrada, sugería privacidad. En conjunto, la habitación emanaba un ambiente acogedor y tranquilo, perfecto para sumergirse en la serenidad de la noche.
En ese momento saco mi movil para ver la hora que marca la 7:00 p.m. está a punto de llamar a mis padres pero a considerar la diferencia de horarios entre España y Ecuador debe de ser la 1:00 a.m aproximadamente.
-Mejor mañana - me llega un momento en silencio observando la maleta en medio de la habitación -tengo que empezar a desempacar-digo para mí misma.
Dejé mi teléfono en la mesa de noche y comencé a organizar mis pertenencias en la cómoda. Mientras lo hacía, mi reflejo en el espejo de la cómoda capturó mi atención. Con apenas 1.60 cm de estatura, mi cabello ondeado, de un tono café claro, el cual me llegaba hasta la cintura. Mis ojos, de un color café miel, contrastando con mi tez blanca y ligeramente pálida. Con caderas anchas y un busto en armonía con mi figura, me observé por un momento antes de continuar con la tarea.
Colocó con cuidado cada prenda en la cómoda. El cambio de país añade un toque de emoción y nerviosismo a mi rutina, sabiendo que en dos días comenzaran las clases. Mientras organizaba mis pertenencias, absorbía la nueva atmósfera que me rodeaba, ansiosa por sumergirse en la cultura española y, al mismo tiempo, preparándome mentalmente para el desafío académico que aguardaba a la vuelta de la esquina.
Con mis pertenencias en la cómoda, mi atención se dirige a la mochila. Allí encuentro mi cargador, una esencia de vainilla que siempre me acompaña, y un pequeño estuche de maquillaje. No soy de las que se maquillan a menudo; para mí, la autenticidad supera cualquier capa superficial. Sin embargo, en ocasiones, unas pinceladas sutiles son suficientes para resaltar la naturalidad que prefiero llevar.
Después de vaciar mi mochila, mis dedos se topan con el collar de conchas, desatando una cascada de recuerdos difusos. La incertidumbre se apodera de mí al cuestionar quién fue el chico que me regaló este tesoro. Las respuestas de mi madre añaden capas a la historia, sugiriendo que posiblemente fue mi mejor amigo de la infancia. Sin embargo, la distancia y mudanzas de su familia a España y la nuestra a Ecuador han dejado su recuerdo en solo eso destellos de memoria borrosa, dejando el regalo como un enigma envuelto en nostalgia.
Guardo el collar de conchas con cuidado en el cajón de mi mesa de noche, susurros de nostalgia flotando en el aire. Mientras la habitación quedaba en silencio, mi mente divagaba, preguntándose qué habría sido de aquel chico de mi infancia, cuya memoria se desvanecía como huellas en la arena del tiempo.
¿Será que tú tampoco me recuerdas?
¿Por qué no sales de mis pensamientos?
Me pregunto si Alejandro aún me recuerda o si ha borrado esos recuerdos de la misma manera que yo lo hice. Mis memorias de él son vagas. En este viaje a España, me pregunto si nos cruzaremos de nuevo. Según mi madre en una breve charla, me comentó que él se mudó aquí poco antes de que yo regresara a mi ciudad natal en Ecuador.
¿Será posible que nuestros caminos se crucen, o quizás ya no esté aquí? La incertidumbre añade un toque intrigante a esta travesía....
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Mi Corazón Aún Late Por Ti
RomanceMiriam, una soñadora incurable, siempre ha estado enamorada de la idea del amor. En su mundo, las historias románticas son sus tesoros más preciados. Un día, el destino le juega una carta inesperada cuando se reencuentra con Alejandro, un chico sarc...