El último Maestro Madera

18

18: La princesa del fuego
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Naruto suspiró mientras se recostaba en la silla de Appa. Después de dejar lo que él llamó la cueva de la muerte, comenzaron a dirigirse a Omashu para buscar a Aang, un maestro de control de la Tierra en Bumi. Como que extrañaba a ese loco. Definitivamente mantuvo las cosas interesantes. Se giró hacia Sokka, quien conducía.

"Por cierto, te culpo por todo eso", dijo Naruto simplemente. Se volvió hacia Naruto con los ojos muy abiertos.

"¡¿Yo?! ¿Qué hice?" Sokka cuestionó con un resoplido. Naruto puso los ojos en blanco.

"Todos ustedes estaban como, '¿qué es lo peor que puede pasar?' ¡Y nos maldijo! El universo te odia, Sokka; recuerda eso". Explicó, sacándole la lengua. Eso era cierto. Siempre terminaba maldiciéndolos. Sokka abrió la boca para replicar, pero Katara se le adelantó.

"En realidad, no se equivoca, Sokka." Ella estuvo de acuerdo con una sonrisa. Sokka resopló y se alejó de ellos, ignorando sus acusaciones. Aang se rió en su mano mientras Katara golpeaba sus puños detrás de su espalda.

"¡Bueno, lo que sea! ¡Dije antes que el viaje a Omashu estaría bien! A pesar del pequeño contratiempo en las montañas, no ha pasado nada realmente malo. ¡Así que, ja!" Anunció con orgullo. Oh oh, realmente no debería haber dicho eso. Naruto inmediatamente se cubrió la cabeza, esperando que un rayo los derribara o algo así. Sokka se puso de pie con una sonrisa mientras comenzaban a volar alrededor de la última montaña en su camino a Omashu.

"Ahora, les presento la gran ciudad de O-...Oh no..." Sokka se detuvo mientras todos miraban con horror. Omashu, una ciudad que alguna vez fue una nación terrestre fuerte y orgullosa, estaba cubierta de estructuras metálicas de las que salía humo. Colgada en el frente de las puertas principales había una bandera gigante de la nación del fuego. Naruto le dio un fuerte puñetazo a Sokka en el brazo.

"¡Te dije que no nos maldijeras!"

"¡Esto no es mi culpa!"

Después de ver la ciudad, rápidamente llevaron a Appa hacia abajo y aterrizaron en una de las repisas que sobresalían de la montaña. Aang inmediatamente saltó y el resto de ellos se miraron antes de seguirlo. Aang miró fijamente la ciudad con el ceño fruncido.

"No puedo creerlo. Sé que la guerra se extendió mucho, pero Omashu siempre pareció... intocable". Murmuró con incredulidad. Naruto puso su mano sobre su hombro mientras Sokka asentía.

"Hasta ahora, lo era. Ahora, Ba Sing Se es la única gran fortaleza del reino terrestre que queda". Dijo Naruto con el ceño fruncido. Lo pensó y tenía razón. La guerra ya se ha apoderado de todas las demás fortalezas del reino terrestre. Pensar en cuánto control tenía la nación del fuego era bastante aterrador. Casi todos los que viven hoy en día no serían capaces de recordar una época en la que no hubo guerra.

"Esto es horrible..." susurró Aang. Katara puso su mano sobre el otro hombro de Aang, con una mirada comprensiva en su rostro.

"Lo es, pero tenemos que seguir adelante". Dijo suavemente, tirando ligeramente de su hombro. Él frunció el ceño.

"No podemos irnos sin intentar hacer nada. Al menos podríamos intentar ayudar a la gente". Insistió Naruto. Probablemente había cientos de ciudadanos de Omashu capturados sentados en las mazmorras y atrapados en los barrios marginales. Aang asintió con la cabeza.