What Love Will do to You

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Los fines de semana Jeno no tenía que trabajar a menos que Renjun solicitara su ayuda. El viernes recibieron muchos pedidos para el sábado, Jeno se quedó hasta tarde para dejar lo esencial listo para el día siguiente, y hoy, sábado, solo tenían que decorar y empacar los pedidos. Jeno es malo en decorar y por eso le tocó solo empacar, al menos en eso si era bueno, aunque también debe darle mérito a Renjun por las cajas y papel de repostería tienen patrones muy lindos, tonos pasteles, cuadros de dos colores, florecillas o nubecitas, además de lindas tarjetas con el nombre de la pastelería y el logo, y luego con marcador de colores también pastel tenía que escribir el nombre del destinatario.

Cuando llegaron por el último pedido de pasteles, por fin pudieron tomar un descanso para sentarse y servirse algo refrescante. Limón se subió al comedor, ignorando de forma abismal a Jeno y pasando de largo para sentarse en el regazo de Renjun, mirando a Jeno con desprecio. Ni Jeno pensó que un gato podría transmitir tal cosa con tan solo una mirada. Ese gato en serio lo odia. Jeno miró el reloj en la pared como si no tuviera su celular casi a la mano. Era temprano, pero por alguna razón que desconoce no quiere irse tan pronto. No es que le moleste pasar tiempo con sus abuelos, ayudar a su abuela con su huerto o su abuelo con los sembradíos, aún le sorprendía que su patio fue tan grande, a pesar de estar en el vecindario, la casa de sus abuelos era la última de la calle y justo daba con el bosque.

—¿Tienes algo qué hacer para mañana? Me refiero a algo en lo que pueda ayudarte. —preguntó Jeno mirando el mantel color crema de la mesa.

—Te recuerdo que no trabajo los domingos.

Cierto, Jeno se había olvidado de ese pequeño detalle.

Jeno no dijo o preguntó algo más, por lo que Renjun entendió que quería que él fuese quien hablara.

—No tengo nada planeado para hoy. No lo sé, tal vez solo escuchar música en la hamaca del patio trasero o leer un poco. —respondió Renjun, acariciando a Limón—. ¿Y tú?

Jeno no se esperaba que le devolviera la pregunta.

—Nada, no tengo planes. —Jeno subió los hombros—. Tal vez solo llegar a casa y tratar que mi abuela no parezca Morticia Adams cortando cualquier rosa que no le guste con un par de tijeras enormes.

Renjun soltó una pequeña risilla, no pensó que Jeno fuera tan elocuente, a parte de ello también que empezara una conversación y se viera tan ansioso por mantenerla. Jeno observó reír a Renjun, mirando sus labios con detención y las pequeñas líneas de expresión en sus mejillas. Se dio cuenta que lo estuvo mirando por mucho más tiempo del normal cuando él y Renjun hicieron contacto visual. Renjun se siente expuesto ante la mirada de Jeno, en los segundos que duró viendo directo a sus ojos, vio un brillo naranja, seguro la luz que entra por la ventana de frente del comedor en la mañana provocó ello, también recordó que Jeno le había dicho que no había visto un atardecer que mereciera la pena ser admirado.

Sí, Renjun sabe que Jeno no dijo eso, pero eso fue lo que dio a entender, que no le prestaba tanta atención a cosas como el lienzo tan maravilloso que es el cielo. Jeno parece alguien que no disfruta las cosas pequeñas de la vida porque no se ha detenido a hacerlo y Renjun no sabe la razón por la cual quiere ser él el que le enseñe esas cosas. Sí, seguro siente una atracción real por Jeno, pero tal vez solo sea eso porque no cree capaz que sus sentimientos escalen tanto. Además, Renjun siempre se ha dicho que si no es mutuo entonces hay que dejar ir antes de que se vuelva doloroso, pero con Jeno no parece que eso pueda suceder, o bueno, tal vez él no sienta o piense igual. Tuvo una idea, aprovechar que ambos tenían el día libre y ninguno había hecho planes para la tarde. Aunque ya es mediodía, casi las doce, pero de todos modos no perdía nada en intentarlo.

Everything I Know About LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora