Everything I know About Love

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Renjun maldijo internamente, se supone que no era temporada de lluvias, al levantarse lo primero que hace es ir a la cocina a revisar lo que deja preparado en la noche, pero antes pasa por la sala, casi cae debido a un charco de agua enorme justo antes de pisar la alfombra, había una gotera en el techo de su sala, techo el cual se supone que es nuevo. Eso no fue todo. No revisó bien ayer si la leche estaba fresca, por lo que hoy se había cortado. El chocolate que había preparado fue a la basura. Y para completar el desastre, su huerta había amanecido hecha pedazos, más que una llovizna lo de noche pareció haber sido un huracán. Definitivamente hoy no será su mejor día.

Como de costumbre, bueno hoy no, llevó a cabo las tareas de su día, desde abrir su pequeño negocio en casa, nada más era abrir las grandes ventanas, girar el letrero y poner una vitrina con pastelillos y galletas, y del otro lado mostrar los frascos con mermeladas. Preparar su desayuno, darle de comer a su gato, Limón, y esperar a que los clientes lleguen. Lo normal en un día de ventas es que le compren galletas los niños luego de salir del colegio y las mermeladas algunas amas de casa, otras veces (pero muy pocas) lo llaman para hacer entregas a domicilio.

Su casa es pequeña en comparación a la de sus abuelos, el pequeño recibidor, continuando con la sala, a mano derecha solo están algunos cuadros suyos, de su pequeña familia y de Limón, detrás del sofá están las escaleras y al lado el pasillo para la puerta del patio. A mano izquierda la cocina la cual es cocina personal y negocio, ya que ahí mismo había mandando a construir un ventanal para sus ventas, por un lado está la barra del desayuno donde suele hacer las decoraciones de galletas, el mesón donde cocina y prepara las mezclas, y el pequeño mostrador, que pensándolo bien ahora que tendrá un empleado necesita otro banco alto para que ambos estén cómodos.

Siguiendo con su hogar, hay tres habitaciones, una en la primera planta detrás de las escaleras que usa como estudio, y las dos del piso de arriba, una suya y otra por si viene alguien de visita, aunque lo duda, aparte de sus abuelos y otros ancianos en el pueblo, no conoce a nadie más, no hay mucha gente de su edad por ahí porque todos se van a la ciudad apenas se gradúan. Renjun no se complicó mucho con las decoraciones, le gusta el estilo rústico, pero no tanto, nada de plantas dentro a no ser que sean artificiales, esto porque a su gato no todas las flores o plantas le caen bien. Algunas decoraciones pequeñas en color crema, como cojines, mantas, retratos y demás. Todo como siempre lo soñó.

El tiempo corre y no espera, se dieron las doce del medio día y como de costumbre, Renjun vio llegar a los primeros niños saliendo del colegio que pasan a comprar galletas antes de ir a sus casas. Siempre los recibe con una tierna sonrisa porque le recuerdan a él cuando era más pequeño y le compraba galletas a la Señora Lee, aunque siempre son las mismas galletas que compran, vainilla con chispas de chocolate y chocolate blanco con nueces, Renjun ya ni se molesta en hacer nuevas recetas. Como sea, al menos ahora solo falta empacar algunas mermeladas y la masa de los pastelitos que le encargó el panadero del pueblo.

Claro que Renjun había pensado antes en trabajar en la única panadería del pueblo, pero no se sentía cómodo en lugar que no fuera el suyo, además lo que él quería era hornear postres en su mayoría como pasteles, pastelitos, galletas y demás, nunca le interesó mucho hornear panes, pero una vez que el panadero le dijo que podían trabajar juntos de manera que serían socios lo aceptó. Hablando de la panadería, Renjun debe hacer las cuentas de la quincena cómo normalmente lo hace, además del inventario, aunque se ahorraba dinero cosechando algunas de las frutas para el negocio.

Limón entró a la cocina y lo primero que hizo como todo gato fue subir a la barra de desayuno, empezando a olfatear por encima y una vez que no encontró lo que quería empezó a pasearse cerca de los frascos vacíos y las canastas. Justo cuando estaba por caer un frasco al suelo y causar un desastre, Renjun se percató de la presencia del felino y fue a bajarla de ahí, no sin antes darle una típica mirada desaprobatoria, pero Limón poco le importó y se fue a la sala a dormir en el sofá. Renjun volvió a su habitual asiento a seguir con las cuentas, pero al ver al camino, en la entrada, observó con atención como un chico que no conocía o ha visto antes por el pueblo se iba acercando poco a poco mientras que miraba de reojo su propiedad.

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