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Al día siguiente Jungkook volvió a sus clases, si se topaba con Clyde este le molestaba con algún comentario y el castaño trataba de evitar molestarse pues no le llevaría a nada.

Día con día lo mismo, los unicornios adoran a las hadas, los dragones no suelen hablar mucho porque prefieren dormir y los Ents... ellos no hablan, se comunican por la mente a través de la naturaleza. La historia de las hadas y estas mismas trascendieron después de una gran guerra entre naciones de elementos, existen diferentes tipos de armas para los mornum y dos de ellas los conectan directamente con Convein.

¿De verdad eso le importaba a alguien?

Quería arrancarse los ojos y los oídos para no tener que ser partícipe de algo así, es decir, ¿Cómo se supone que todo eso les ayudaría en el futuro? ¿Si quiera había un futuro en el reino de las hadas?

Pues si lo había estaba acabado porque él ya tenía su destino marcado y no podía hacer mucho.

Las hadas vivían en una especie de Utopía, trabajaban sin una remuneración porque todos cooperaban para el bienestar de las criaturas. Las hadas de la tierra cultivaban, hacían crecer plantas, alimentaban a todos y fungían como hadas de la salud, las hadas del agua hidrataban, se aseguraban de ayudar a la tierra con los nutrientes necesarios, mantenían la belleza de Elemental en su estado más puro manipulando el elemento a su antojo de manera estética, las hadas del aire le proporcionaban frescura a la ciudad, con climas perfectos y cuidando a los animales, además comunicaban a la población haciendo posible que los mensajes en cartas llegaran a todos los lugares, las hadas del fuego iluminaban en la oscuridad, daban calidez a todos y entretenían a la población.

Todos parecían conformes con su trabajo.

Jungkook sabía que eso jamás funcionaría en el mundo Mornum.

Terminó sus clases agradeciendo no tener otro percance que no sea alguien burlándose por culpa de cierto moreno.

Él no tenía un hogar, vivía dentro de la academia de Elemental, en los dormitorios a los qué supuestamente todos asistían, pero no era así. La mayoría regresaba a su casa en compañía de su familia y aquello solo hizo sentir miserable al castañito quien suspiró con tristeza.

De pronto sintió cómo se recargaban en él por detrás, asustándolo.

— ¿Pasa algo pequeño Mornum? — aquella profunda voz calaba en Jungkook tan profundo que incluso sentía cómo se erizaba su piel.

— No me molesta que me digas Mornum, pero creo que ya había quedado claro que no lo soy... hada— el pelinegro frunció el entrecejo mirándolo con curiosidad

— Te diré Mornum hasta que demuestres lo contrario Mornum, y mi nombre es Taehyung, no solo hada.

— Pues no recordaba tu nombre Taehyung — el mencionado sonrió de lado mientras se acercaba al chico que siguió caminando

— ¿qué haces? Vamos a entrenar, de esta manera nunca lograrás controlar tú don

El castaño se impresionó, porque incluso a él se le olvidó aquel ofrecimiento de parte del pelinegro.

Él era conocido como un guardián un poco distante de los demás, no solía hablar con otras hadas que no fueran parte de su círculo social, debías ser realmente cercano o importante para que te dirigiera incluso la mirada. El más sociable era Yoongi quien era el favorito de todos, teniendo hasta seguidores que lo alababan siempre. Hoseok no hablaba con nadie que no fuera ellos o un superior.

— Bueno... supongo que tienes razón — y casi sonríe al ver la sonrisa del contrario. Normalmente, con otras hadas el sentimiento de sonreír junto a ellas parecía falso, no sabias por qué sonreías, pero lo hacías. Con Taehyung era distinto, él no te obliga a hacerlo, nacía de ti sonreír junto a él, como si supieras que ese tipo de sonrisas en él eran escasas y supieras valorarlas.

Secdown - 𝙴𝙻𝙴𝙼𝙴𝙽𝚃𝙾𝚂 - • ᥎k᥆᥆kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora