II

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Capitulo 2: Sentir.
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La tortuga barbour con una piedra realizó unos trazos en la pared del callejón del edificio en el que vivía; el símbolo que había hecho brillo, se trataba de un portal. Sonrió al ver el portal activado, se alegraba de haberle quitado esta piedra a aquellos ladrones que interceptó hace meses, entro al portal, este se cerró detrás de él.

Sintió un leve mareo al pasar, pero aterrizó bien al otro lado del portal, había terminado en la ciudad oculta debajo de New York; observo a varios Yokai caminando de aquí para allá, solo esquivo a algunos y siguió con lo suyo; se dirigió a un callejón que había encontrado, solo debía bajar lo suficiente hasta llegar al mercado negro.

Ahora que lo pensaba pudo haber realizado el portal cerca del restaurante al que iba, soltó un suspiro con frustración, vaya que salió tonto. Salto hacia unos tubos, soltó un jadeo al sentir que se había movido, espero unos minutos y continuo caminando con cuidado, mantuvo el balance lo mejor que pudo hasta llegar al final de aquel tubo; salto hacia unas cuerdas. 

Continuo con era rutina por unos minutos más hasta que pudo llegar a un piso de concreto, levantó la mirada, estaba en la entrada del mercado negro, realizó una mueca; sabía que se encontraría con yokais desagradables, pero ya qué, todo con tal de comer. Se adentró al aquellas calles oscuras, sucias y con gran delincuencia, mantenía una mano en uno de sus machetes; la primera vez que había ido a ese lugar habían intentado secuestrarlo, no fue una experiencia agradable.

Soltó un siseo al notar que algunos le volteaban a ver, agarró con fuerza el mango de su machete; no confiaba en absoluto en la gente que había ahí, le daba asco todos esos yokai's. Continuo caminando unos kilómetros más, paró su andar y miro hacia su izquierda; un gran restaurante, posiblemente el único en la zona, era brillante, colorido y sin duda era limpio. Esbozo una sonrisa, dio unos pasos hacia la entrada, colocó su mano en la puerta de vidrio y una campana sonó.

Varios clientes voltearon a verle. — ¡¿Cómo estamos, mi gente?! —. Grito son emoción, todos gritaron un “bien” y levantaron sus bebidas. Soltó unas risas, saludo algunos clientes que estaban disfrutando de la comida del lugar, la alegría de Shooting se había pegado a todos los clientes, creando un ambiente agradable para cualquiera. — ¡¡¡Henryy!!! —. Se acercó a la barra del restaurante, tomo asiento en una silla y miro con alegría al Yokai lobo-zorro que era dueño de ese lugar, no solo dueño, sino que también el único cocinero que tenía aquel restaurante, loco ¿No?

— Ya hacía falta tu molestia, alegría. —. Exclamó el Yokai, que se encontraba cocinando. 

— No hay que ser egoístas, Henry, siempre hay que compartir un poco de la felicidad de uno... Aunque, creo que di la última felicidad que tenía. —. Murmuró lo último mirando fijamente la barra.

El mayor suspiro. — ¿Qué pasa, tortuguita?... ¿Lo de siempre? —. Lo último fue referente a la comida que iba a pedir la tortuga.

— No, quiero algo diferente, comer sopa cada que vengo no es tan sano. —. Exclamó, la sopa le caía mal cuando le tocaba correr y saltar por lugares. — Traigo, confusión, molestia y.. ¿Curiosidad?... Conocí unas tortugas, no eran Yokai's; era cómo yo, claro, no idénticas, eran de diferentes razas, pero tenía como que, mi parecido... mi...mi.. ¿Anatomía? Bueno, ¡Tú me entiendes! —. Exclamó comenzando a ponerse nervioso.

El lobo empezó a sacar la carne especial para la tortuga, claro que tenía una idea de cómo cocinar esa carne, saco un machete y empezó a cortar el hueso que tenía aquel animal; retiro cada pedazo de hueso, dejando solo la carne, la cual envolvió en tocino, marino con algunas especias y dejo la carne en el sartén. Shooting escucho el gran sonido que causó la carne al entrar en contacto con el aceite hirviendo. — Tortugas cómo tú... ¿No fue raro? —. Cuestionó.

just one bite, Leonardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora