Capitulo 21

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-Es... grande-concordó Nick, viendo también los enormes candiles del lugar.

Demi, il mio diamante! (Demi, ¡mi diamante!) -la voz ronca de un señor nos hizo voltear a verle. Era un sujeto de aspecto opulento, alto y su cabello peinado lucía algunas cuantas canas esparcidas entre el gris.

-Signor Vittore, buon compleanno! (Señor Vittore, ¡feliz cumpleaños!) -dijo Demi, expandiendo su sonrisa al hombre.

-Sono contento che sei venuto (Me alegra que hayas venido) -dijo él y luego nos miró a mí y a Nick.

-Grazie por avermi, per me è stato un piacere. Vogliamo introdurre il mio fidanzato Nicholas, e il mio migliore amico ______ (Gracias por invitarme, para mí ha sido un placer. Le quiero presentar a mi novio Nicholas y a mi mejor amiga ______). -contestó Demi y luego nos acercó más.

-E 'un piacere incontrarli (Es un placer conocerlos). -nos saludó y como yo no entendía nada, sólo sonreí-. Demi -dijo, volviéndose a ésta-, vieni qui. Ci sono alcuni progetti che ho voglia di parlare (Demi, ven. Hay algunos planes de lo que quiero hablarte). -la tomó de la espalda y la llevó entre la multitud, hablando con ella.

Nick y yo nos quedamos parados allí, solos. Al comprender esto, mi corazón comenzó a latir frenéticamente.

-¿A dónde va?-le pregunté, perdiendo de vista a Demi.

Se encogió de hombros.

-Con su jefe, no sé-dijo, como si nada- ¿Quieres algo de beber?-me miró.

-Me gustaría, gracias-le sonreí, tímida.

No sabía si quedarme con él a solas era buena idea; después de lo que acababa de pasar, no, sin duda no lo era.

-Está bien, siéntate allá-me señaló una mesa con sillas disponibles-. Yo te la llevo.

-Gracias-me di la media vuelta, pero luego me giré de nuevo-. ¡Nicholas!-pronuncié y él se giró a mirarme- Sin...

-Alcohol, ya sé-sonrió y luego continuó caminando entre la multitud con tremenda elegancia.

Suspiré y me fui a donde él me había dicho, me senté, un poco cohibida y luego me quité el abrigo, ya que la temperatura del interior era mucho más cálida que la de afuera. Miré a Nicholas en la barra y al instante desvié la vista. Podía sentir el amor que le tenía, creciendo dentro de mí, como si fuese la luz de la aurora, que va de aumento en aumento hasta que el día es perfecto. Volví a mirarle, aunque no quisiera. Él era tan bello, tan elegante, tan perfecto. Frustrada aparté la mirada de nuevo, recordando lo que había sucedido hace unos minutos. Aquello debía de tener una explicación lógica, él no podía sentir lo mismo que yo, ¿verdad? Volví a posar mis ojos en su figura, dándome cuenta de que cada esfuerzo por no mirarlo, se convertía en un fracaso inmediato; era como si me tapara los ojos con las manos pero alcanzara a ver a través del espacio entre los dedos. Suspiré y obligué a mi vista a posarse en otra cosa.

Divisé a mi lado izquierdo cómo las parejas danzaban un vals con la música a piano y me perdí por un momento en su baile.

-Aquí tienes-la voz de Nick me hizo volver y mirarle, una vez más; me ofrecía una copa con algún líquido verdoso y trasparente.

Lo tomé y lo revisé, vacilante.

-Es agua de limón-rió-. Sin alcohol.

-Gracias-dije, aliviada y luego le di un sorbo.

-¿Quieres bailar?-su voz de terciopelo chispeaba de entusiasmo.

-Eem... pero, ¿y Demi?- balbucé.

-Nos dejó aquí-se encogió de hombros-. Vamos a divertirnos, ven-me tendió la mano y aquella piel de su palma era como si me invitara a que la acariciara.

La tomé, aun sabiendo perfectamente que no debería de haberlo hecho. Me levantó de mi asiento y sin soltar mi mano me condujo hasta donde estaban las parejas bailando, me sentí como cenicienta cuando el príncipe la divisa entre la multitud, la toma de la mano y luego la lleva a la pista de baile, mientras todos miraban absortos. Me reí de tal comparación, porque nadie nos prestaba la más mínima atención.
Paró a la mitad de la pista, y colocó su otra mano en mi cintura, mientras yo ponía la mía en su espalda; apretó más la mano que me sujetaba y comenzó a moverse con delicadeza en la pista y yo le seguí.

Podía ver mi reflejo en sus bellos ojos chocolate junto a ese brillo tan propio en ellos. Me sonrió, haciendo que en mi interior mi corazón golpeteara contra mi pecho de una forma tan estruendosa. Jamás había bailado una música a piano, pero ahora era como estar en mi propio cuento de hadas.

Me hizo recostar la cabeza en su hombro y mi mejilla rozó la tela de su traje mientras que mi nariz se deleitaba con su fragancia tan única y viril. Sentí su cabeza apegarse a la mía y su respiración movía por encima mis cabellos, entre tanto que seguíamos bailando. Este momento era perfecto, aunque no debiera ser mío; sino de Demi.

El pensamiento me estrujó el corazón y me hizo gemir con disimulo. Levanté mi cara y miré a Nick, quien también me miraba, con una sonrisa fugaz que parecía divertida. Su brazo me atrajo más hacía él, mientras seguíamos girando bajo el brillo de las luces, dejándonos llevar por la suave melodía a piano.

No pude evitar perderme en sus ojos debido a la distancia a la que ahora se encontraban, quise ignorar el molesto latir ruidoso de mi corazón y concentrarme sólo en lo que estaba haciendo. Un simple baile, nada más, eso tenía que significar para mí.

Su respiración rozaba parte de mi mejilla y el cálido tacto de su mano en mi cintura parecía una caricia; aquello me hizo recordar lo de hace unas horas. Aun si quisiera alejarme, no podría; sencillamente porque no tendría las fuerzas suficientes para hacerlo. Volví a poner mi cabeza sobre su hombro, ya que mirarle tan cerca desataba los pensamientos más ilógicos en mi mente. Me envolví de nuevo en esa fragancia tan propia de el y cerré los ojos deseando trasportarme a otro lugar. Los mantuve cerrados por unos minutos, mientras mis pies seguían moviéndose junto con los suyos bajo el dosel de luces. Mis labios se convirtieron en una sonrisa cuando sentí una vez más que su cabeza se apegó a la mía y luego abrí los ojos lentamente; a lo lejos, el rostro de Demi apareció entre la multitud y su vista absorta posada en nosotros dos...

El Manual de lo Prohibido (Nick Jonas y tu) (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora