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~roier~

Odiaba la escuela.

No las clases, sino el edificio.

A pesar de ser relativamente pequeño, siempre se perdía, los pasillos eran interminables y sentía que solo daba vueltas (además de que su sentido de la orientación era pésimo). La cafetería no se salvaba.

Había demasiada gente y ruido, normalmente acostumbraba almorzar a un costado de la cancha del campo de futbol americano, pero hoy había entrenamiento y no quería arriesgarse a que un balón lo golpeara en la cara.

Sin embargo, adentro estaba calentito y prefería un poco de ruido que un balonazo.

Se sentó en una mesa vacía a un lado de la ventana y se dispuso a mirar a través de esta. Las hojas de los árboles no tardarían en caer y teñir el suelo de naranja y café. Se preguntó si habría montañas de hojas.

La silla frente a él es jalada hacía atrás y alguien se sienta, Roier levanta una ceja al ver de quien se trataba.

-¿Cellbit?

-¿No puedo sentarme aquí?

-Claro...sí, siéntate. Bueno, ya estás sentado- Cellbit suelta una carcajada y Roier sacude la cabeza

-Nunca te había visto aquí

-Casi siempre estoy en el patio, no suelo estar aquí

-¿Y por qué no estás allá?- Cellbit tomó una galleta de la bolsa que Roier se había comprado

-Hay entrenamiento- Roier tomó una galleta también -Y digamos que no se me antoja estar cerca de personas que son capaces de darme una paliza

Cellbit ríe otra vez y Roier también

-¿Te han dado alguna paliza?

-Se requieren muchísimas para verse así de bien- Roier se pasa una mano por el cabello con falsa vanidad, la cara de Cellbit estaba roja de la risa

-Gracias por el consejo- Cellbit toma la bolsa de galletas -¿Solo galletas?

-No tengo mucha hambre- mentía, sentía que se iba a desmayar, pero no podía darse el lujo de gastar demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que el cumpleaños de Bobby estaba cerca

-Te vas a morir- Cellbit negó con la cabeza -Forever, Felps y yo iremos a comer después de clase ¿Quieres venir?

-Oh no, no te preocupes- Roier agitó las manos -Estoy bien

-Ven con nosotros, ya conociste a esos dos, no muerden

Y sí, había hablado con ellos algunas veces en el autobús, parecían ser muy amigos de Cellbit pues siempre se la pasaban molestándolo (no de la misma forma en la que Spreen lo molestaba a él, sino de una forma amigable).

-Es que- Roier bajó la mirada -No tengo mucho dinero- Cellbit soltó una risita y Roier lo miró con el ceño fruncido

El timbre que anunciaba el fin del receso sonó y los alumnos comenzaron a salir de la cafetería.

-No te preocupes por eso- Cellbit se puso de pie -Te espero saliendo de clase

Roier miró la espalda de Cellbit alejarse de él.

No entendía

¿Por qué se portaba amable con él? Cuando se conocieron se mostró indiferente con él y ahora le ofrecía ayuda con física y lo invitaba a comer.

¿Era bipolar?

Aunque no lo iba a negar, le gustaba la atención que le daba.

Tiró el empaque vacío de galletas y se dirigió al salón.

year ; guapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora