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~cellbit~

De reojo miraba como Roier garabateaba con apuro en su libro de física. No le fue difícil deducir que no había entendido la tarea y por ende no la había hecho.

Le causaba gracia lo desesperadamente que escribía y borraba, ni siquiera podía pasar del primer ejercicio.

Hoy Spreen y su grupo habían estado tranquilos, se mantuvieron conversando de una fiesta que tendría lugar en casa de quien sabe quién el fin de semana, una nueva oportunidad para follar, supuso.

Roier parecía que estaba por darle una taquicardia, faltaban cinco minutos de trayecto para llegar a la escuela y era más que obvio que no acabaría.

Cellbit miró a Forever y Felps, ambos se encontraban en su mundo estudiando para el examen de historia que tendrían más tarde por lo que no le prestaban atención.

Cellbit abrió su mochila y sacó su libro de física, esta iba a ser su obra caritativa del mes.

Se lo extendió a Roier, quien lo miró tan sorprendido que intentó devolvérselo.

-Tómalo, se ve que lo necesitas más que yo- Roier entrecerró los ojos, pero agarró el libro justo cuando el autobús se detenía frente a la escuela, Cellbit se puso de pie -Me lo devuelves en la clase- pasó por delante de Roier y salió del autobús

~roier~

Ahora el idiota castaño sabía que era un estúpido (no era el mismo castaño que el suyo, el propio era más oscuro, por eso se podía dar el lujo de insultarlo).

Aunque no se había esforzado mucho en ocultarlo.

No es que no le interesaran las clases, es que simplemente le costaba prestar atención, siempre parecía haber cosas más interesantes cada que los profesores abrían la boca.

De todas maneras, estaba agradecido con él, no tendría que preocuparse por la tarea el día de hoy porque le había prestado su libro para copiarla, por lo que en clase de poesía (lo único que hacían en esa clase eran leer libros con poemas de hace siglos mientras el profesor se quedaba dormido en su silla) se dedicó a copiarla a la velocidad de la luz.

La idea de tener que hablarle no le parecía en nada, pero tenía que devolverle su libro, o podía quedarse y así estarían a mano por haberle hablado feo en el autobús, pero eso crearía un ambiente tenso y lo que menos quería era tener más problemas.

Se dirige al salón de física y busca con la mirada al castaño, está buscando algo en su casillero por lo que se le acerca por detrás.

Desde esta distancia puede ver lo alto que es, es incluso más alto que él y su cabello es algo largo.

No repara en su presencia, por lo que Roier le toca el hombro para llamar su atención, el muchacho se voltea y lo mira con el ceño fruncido por un instante hasta que recuerda porque ha venido. Toma el libro que Roier le tiende.

-Gracias- le dice Roier -De verdad me salvaste- el otro se encoge de hombros

-No son ejercicios tan complicados- dice -¿No los entiendes?

-Me..me cuesta mucho prestar atención- Roier se sonroja, seguro piensa que es un tonto sin cerebro -Y me pierdo en las explicaciones

-Tampoco es como que el profesor sea muy atrapante a la hora de dar clase- el castaño hace una mueca y Roier se ríe un poco -Así que no te preocupes

El castaño comienza a caminar y Roier camina a su lado, por alguna razón se siente demasiado pequeño al lado de él pese a solo medir unos cuantos centímetros menos, el otro era imponente y tenía presencia, atrapaba tu atención al instante, como un accidente en la carretera.

-Puedo ayudarte con eso, si quieres- dijo el más alto -Con lo que no entiendes y así

-¿De verdad?

-Sí, me va a servir para estudiar- ambos chicos entraron al salón, ya había algunos alumnos, el profesor llegaría en cualquier momento -¿Mañana en la biblioteca acabando clases?- Roier asintió a la par que un hombre de la tercera edad entraba al salón

-¿Cuál es tu nombre? ¡Ni siquiera me lo sé!- Cellbit se tomó asiento y miró a Roier con una sonrisa divertida

-Recuerda poner atención a la clase- Roier asintió y se apresuró a su lugar.

[...]

-Mi nombre es Cellbit- le dijo a Roier cuando se levantó para salir del autobús.

~roier~

Henry salió temprano del trabajo, por lo que Roier tuvo la desgracia de encontrarlo tirado en el sofá cuando entró a la casa.

El hombre lo miró mal y Roier simplemente lo ignoró de camino a la cocina, su madre se encontraba ahí revolviendo con apuro la sopa dentro de la olla.

-Hola- saludó Roier, su madre dio un brinco

-Ay, Roier, no te escuché- la mujer apagó el fuego de la estufa y tomó cuatro tazones para servir -¿Cómo te fue?

-Bien, nada fuera de lo normal- hoy Spreen lo había dejado más o menos tranquilo (solo lo había tumbado en el pasillo en cambio de aula, pero nada más)

-¿Puedes llamar a Bobby? Está atrás jugando- su madre iba y venía con apuro del comedor a la cocina (aunque estaban casi en la misma habitación, hasta la sala lo estaba)

Su nueva casa era muy pequeña, tenía solo un piso, el comedor y la sala estaban casi pegados y la cocina estaba separada por una media pared. El cuarto que compartía con Bobby estaba frente al de su madre, teniendo el único baño en el medio. Roier se sentía como un oso de peluche apretujado dentro de una casa de muñecas.

Roier salió por la cocina al patio trasero, se quedó de pie en el escalón unos momentos mirando a su hermanito jugar con el agua de un charco.

Su overol tenía parches de distintos tonos de azul y la camisa blanca que llevaba debajo le quedaba algo grande, sus botas negras estaban muy gastadas y se preguntó si siquiera eran de su talla. Se juró que ahorraría y le compraría ropa nueva a su hermano, y si se aguantaba el hambre durante las 7 horas de jornada escolar quizás y podría comprarle algunos juguetes.

-Okey, chaparrito- Roier lo tomó de la cintura y lo alzó, el niño soltó una carcajada -Lávate las manos y vamos a comer- lo dejó en el suelo y el niño entró corriendo a la casa.

Roier comenzó a recoger los juguetes de su hermano hasta que el sonido del cristal quebrandose y gritos los sobresaltaron, entró corriendo.

-¡Maldita sea, Bobby!- cuando Roier llegó al comedor, encontró a Henry sosteniendo a Bobby del brazo y un vaso roto en el suelo -¡¿No puedes ser cuidadoso?!

El pequeño miraba aterrado a su padre, tenía los ojos llenos de lagrimas mientras que el hombre se veía como si le fuera a dar un golpe si se atrevía a decir cualquier cosa.

-Fue un accidente- intervino su madre con voz temblorosa, no se atrevía acercarse a su esposo -Es solo un niño

-¡Es un estúpido!- soltó su brazo tan violentamente que el niño trastabillo hacía atrás -¡Igual que todos en esta puta casa!- Henry salió de la casa dando un portazo, permanecieron en silencio unos instantes hasta que Roier habló

-De acuerdo, Bobby, lo conseguiste- su madre y el niño lo miraron con confusión -Te prestaré mi vaso de Spiderman, pero no tenías por qué romper este para que te lo diera- Roier se encaminó a la cocina con un alegre Bobby siguiéndolo de cerca, su madre recogió el desastre y comieron con tranquilidad.

Jamás dejaría que su padrastro lastime a su hermano.


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Holaaaaa :) perdón por la demora, la universidad me consume ç_ç

Otro capitulo corto, pero prometo que ya vendrán los capítulos un poco más largos ;) 

Gracias por leerme, nos vemos en el siguiente cap <3

year ; guapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora