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Esa palabra sonaba tan ajena a su boca que solo pensar en pronunciarla se sentía inadecuado. Quackity trató de retroceder pero sus zapatos estaban pegados en el suelo, el rostro de ese hombre le aterraba y no porque careciera de belleza, sino porque lo negativo se debía a él. Las únicas veces que vio a su madre llorar se debió a él, su maldita inseguridad y fobia social era consecuencia de años cometiendo errores.

Abrió la boca para decir algo pero toda palabra quedó atascada en su mente, él estaba acá ¡Él estaba acá! Sus ojos se llenaron de lágrimas y un escaso e ínfimo gemido salió de su garganta, sus dedos se agarraron aún más en la mano de la señorita Clark, si no lo hacía terminaría en el suelo gritando. Era esa maldita sensación como el peor ataque de pánico jamás vivido.

Daniela abrió los ojos sorprendida hacia Quackity, podía escucharlo sollozar por lo bajo, podía sentirlo temblar, aquel hombre se estaba reduciendo a algo indefenso. Tenía que actuar. Metió la mano a su bolsillo, todo era cosa de memoria táctil.

—Hijo yo...— Hizo el intento de acercarse—. Alex, he querido hablar hace mucho tiempo, eres... eres lo único que vale la pena— Miró la mano unida a la muchacha, de verdad era preciosa—. ¿Es tu novia?

—Oh por Dios ¿No se da cuenta que le está haciendo daño?— Se paró firme, que bien que era casi tan alta como el muchacho—. Basta.

—Soy su padre.

—Qué extraño, su madre jamás me mencionó que existiera tal— «Take that».

—Alex, ¡necesito hablar contigo!

Gimió desesperada tratando de acercarse al muchacho pero este se hizo un ovillo en el suelo. Daniela se paró frente a él para que el hombre no tuviera la posibilidad de verlo, si este era el padre de Quackity entonces podía entender la razón por la cual su pareja no lo mencionaba jamás.

"No se atreva a acercarse" Dijo entre dientes.

La presión en su cabeza era insoportable y las arcadas tuvieron lugar a las respiraciones, Quackity se sentía tan mal y con tanto pánico que era capaz de pararse y correr hacia cualquier dirección. «No exageres, no exageres, no lo hagas» Quiso pensar pero tampoco había cabida a pensamientos. Tomó una posición fetal aún más pronunciada con la frente en el césped, le dolía el pecho, iba a rendirse, escuchaba discusiones, una voz desagradable y otra bonita.

Pero de pronto hubo una voz familiar, órdenes, palabras que no comprendía. No supo qué sucedió, todo giraba a su alrededor con las náuseas aún mas pesadas, escondió el rostro en ese cuello y se entregó con totalidad. Los gritos se alejaron, el silencio absoluto bañó sus oídos, después de 2 minutos sintió una puerta abrirse, movimientos de pasos... y luego sintió como su cuerpo era depositado en la seguridad de su cama.

Un peso familiar se instaló a su lado y unos brazos calientes lo acurrucaron contra un cuerpo, todo... ¿Había sido un sueño? Al abrir los ojos e inclinarse hacia atrás vio los ojos de
Rubén Doblas mirarlo con tristeza, estaba callado con su mano acariciando el costado de su rostro como si se tratara de un bebé.                                            
—Soy un desastre... soy un— Empezó a llorar con su labio inferior temblando—. ¡Soy lo peor!

—No, no, no... tranquilo Quackity— Quería llenarlo de besos, quería hacerle el amor para que olvidara lo que había pasado pero se terminaría delatando a si mismo—. Llora todo lo que quieras pero no eres lo peor, no lo eres para nada.

—¡Necesito salvar a mi mamá! ¡Necesito hacerlo!— Hizo el intento de pararse pero esos enormes brazos lo trajeron de vuelta—.¡Suéltame Rubius!

—Ella quiere mantenerte seguro, ella te quiere aquí, ella ya viene...— Lo acunó, enredó sus piernas con la suya y acarició su espalda mientras lo sentía llorar desesperado —. Ya estás seguro, ya lo estás.

𝘚𝘦𝘹𝘶𝘢𝘭 𝘞𝘳𝘪𝘵𝘦𝘳 !¡ 𝘙𝘶𝘣𝘊𝘬𝘪𝘵𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora