Henry

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Había pasado un mes desde que Axel y yo nos dimos de ostias en mi propia habitación.

Un mes en el cual no supe nada de él, pero sí del resto. Quedé con Luna, Lizzy, Celia y Lucas para cenar en un restaurante, Vincent, Laia y Derek vinieron a verme a mi casa, nos llamábamos mínimo una vez a la semana...

Durante ese tiempo todos me pusieron bastante al día de todo, pero de lo que quiero hablar concretamente es de sus jodidas —pero preciosas— tradiciones. Algunas de ellas las hacíamos también antes de que yo me marchara, por lo que me enterneció que no hubieran cambiado nada de aquello.

Joder, me estoy yendo un poco por las ramas, ¿no?

El caso, es que me contaron que Derek y Vincent se habían empeñado a enseñarle a Emma a jugar al fútbol, así que un día probaron a llevarla al campo y la niña se quedó maravillada. Entonces, a partir de ese día, todos los viernes por la tarde la llevan a jugar con la pelota. Sí, somos conscientes de que la pequeña apenas tiene tres años, pero vamos, no era fútbol de verdad. Obviamente yo le dije a Vincent cuando me lo contó que era una idea brillante, y él no dudó en invitarme a ir con ellos la próxima vez.

Por lo que allí me encontraba, conduciendo el coche de Cedric mientras tenía a Leslie en manos libres del teléfono.

—¿Estás nervioso?— me preguntó.

—No lo sé. No debería. Solo serán Vincent, Derek y Emma. A los tres les he visto hace poco y no ha habido problemas.

—Ya, pero lo estás. Te conozco bien, hermanito.

Puse los ojos en blanco mientras giraba la rotonda, concentrado en no estrellarme.

—¿Crees que él se presentará?— habló mi hermana como si me leyera la mente.

—No lo sé. No creo— me encogí de hombros.

Aparqué cerca del campo y me dirigí allí a paso rápido, ya que llegaba un poco más tarde de la hora acordada. Finalmente llegué y divisé a unos chicos pasándole la pelota a una personita de cabello rubio. Definitivamente, eran ellos.

Sin embargo, algo más llamó mi atención, haciendo que empalideciera. Había una tercera figura. Una figura que reconocería en cualquier lado, hasta en una habitación llena de gente.

Me replanteé seriamente la opción de volver corriendo al coche e irme a casa. ¿Qué coño estaba haciendo allí? ¿Para qué o por qué había venido? Suspiré. No creo que quisiera discutir delante de Emma. Igual había venido a pasar tiempo con ella, así que empecé a acercarme a ellos.

—¡Hola!— saludé, cuando solo me quedaban unos metros para alcanzarles.

Todos se giraron a mirarme y enseguida Emma salió corriendo hacia mí. Quería mucho a esa niña, iba a llorar.

—¡Tío Shelton!

La cogí en brazos y le di vueltas en el aire.

—Hey, ¿cómo estás? No me habías contado que eres futbolista, ¿eh? Qué feo— la reproché cariñosamente.

Ella soltó una risita cuando la dejé en el suelo.

—¡Sí! Soy muy buena. El otro día paré un gol— me informó orgullosa.

—Mmmh, futura porterilla. Como tu padre. Me gusta— sonreí.

Emma dio saltitos de emoción y siguió jugando con la pelota mientras yo saludaba a mis amigos. Le choqué la mano a Derek y a Vincent, como lo hacíamos normalmente. Tras eso, me quedé congelado enfrente de Axel, sin saber qué hacer.

That Old Feeling  - Gay Panic #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora