Axel

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Creo que nunca en mi vida había tenido el armario tan desordenado como en ese momento.

—¡Luke!

No obtuve respuesta.

—¡Luukeeeeee!

Miré todas mis camisetas esparcidas por la cama. Necesitaba consejo urgentemente. ¿Dónde mierda estaba mi mejor amigo!

—¡LUKE!

Se escucharon unos pasos y sonreí satisfecho, pero no era quien me esperaba.

—Collins, son las cinco de la mañana, joder— una Laia algo despeinada y con cara de malas pulgas irrumpió en mi habitación.

—¿Tú qué haces aquí?— fruncí el ceño.

—¿No puedo dormir con mi novio?— se cruzó de brazos.

—Supongo que sí— me encogí de hombros.
—¿Y Luke?

—Pues amor mío, obviamente durmiendo. Te repito que son las cinco de la mañana.

—¿Y Vincent?

—También está sopa. Soy el único pobre ser humano que ha escuchado tus gritos.

Bufé.

—¿Se puede saber que te pasa?— me preguntó.

—Es que quería que me ayudaran a elegir outfit para el cine...

Laia me miró durante unos segundos, perpleja.

—Me estás vacilando, ¿no?

—¡No! En serio, necesito ayuda.

Esa misma tarde habíamos quedado en ir al cine, con Henry incluido. Y pues... yo estaba algo inquieto, aunque creo que eso no hace falta aclararlo.

—¿Y se puede saber por qué estás eligiendo outfit a estas horas?

—No podía dormir...

Ella suspiró y me puso una mano en el hombro.

—Mira, Collins... Mejor duérmete, y mañana ya escoges tu ropa, ¿vale? Me ofrezco a ayudarte, si lo necesitas.

Suspiré y miré al suelo. Igual estaba siendo demasiado obsesivo.

—Vale, está bien— respondí.

Laia asintió y se dispuso a irse, pero volvió a darse la vuelta.

—Ah, y... No te ralles tanto. Te pongas lo que te pongas, Shelton te va a ver genial— guiñó un ojo y desapareció, cerrando la puerta.

Sacudí la cabeza cuando noté como mis mejillas se calentaban de más.

***

Al final, con tanta tontería, todos mis amigos acabaron sentados en el salón de casa, observándome mientras les hacía un pase de modelos con los posibles conjuntos.

—¿Y bien? ¿Qué opináis?— pregunté, enseñándoles mi último outfit.

—Opino que eres un obseso— habló Celia.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Alma de cántaro, nos has hecho un desfile de cuatro conjuntos que solo varían en el color de la camiseta— la rizada puso los ojos en blanco.

Me crucé de brazos, algo picado, a decir verdad.

—Eh, Collins. Puede que quizás te mosquees si te pregunto esto, pero... ¿Sigues sintiendo algo por Shelton?— dijo Vincent de repente.

That Old Feeling  - Gay Panic #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora