Como un rayo de sol.

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N/A y una pequeña advertencia:
Shinji se va a comportar un poquito como su versión del manga. Entiendan, pobrecito, está desesperado, y sobretodo, aún está chiquito.

...

Ese día, y durante la práctica de piano con Kaworu, Shinji había cometido unos cuantos errores al momento de interpretar algunas piezas que el albino le había sugerido.

Simplemente no lograba concentrarse y dicha situación no pasó inadvertida para Nagisa. Por supuesto que también lo preocupó, ya que Shinji había mejorado mucho en las últimas prácticas, y no entendía porqué en esta ocasión se equivocaba tanto.

—Shinji, ¿Te sientes bien?. Es la quinta vez que te equivocas al tratar de tocar ésta pieza. Si sientes que es muy difícil podemos cambiarla por otra que te resulte más sencilla, yo te la había propuesto porque creo que----

—No, —Le interrumpió Shinji abruptamente—. No es la pieza... Simplemente soy yo y mi torpeza de siempre. Por favor, no te preocupes por mí, Kaworu. En verdad lo lamento, solo te estoy haciendo perder el tiempo.

Los bonitos ojos de Shinji se tornaron tristes, incluso parecían llorar en cualquier momento. Por supuesto que Kaworu se dió cuenta, y con mayor razón se acercó a él examinandolo evidentemente preocupado.

Al sentarse juntos, frente al piano, el castaño no pudo evitar sentirse tenso, y lo único que pudo hacer fue agachar la cabeza para esquivar la mirada de Nagisa.

—Shinji, ¿Hay algo que esté haciéndote sentir mal?.

Ikari suspiró pero no respondió aquella pregunta. Eso alarmó más a Kaworu, quién, sin pensarlo, tomó una de las manos de Shinji, logrando con eso que por fin lo mirara.

—Vamos, Shinji. —Siguió insistiendo el albino de manera gentil y comprensiva—. Lo que sea que te esté haciendo sentir mal yo lo entenderé. Después de todo somos amigos.

Esas palabras hicieron que Shinji se sintiera peor de lo que ya se había sentido durante el resto de la jornada. Kaworu tenía razón: ellos eran amigos. Solo eso.
Ahora con mayor razón quería huir de todo. Especialmente, quería huir de Kaworu Nagisa.

Con esfuerzo logró mostrarle una sonrisa al albino, y lentamente se soltó del agarre de la mano del otro chico.

—Estoy bien, Kaworu. —Mintió—. No pasa nada... Simplemente creo que estoy un poco cansado. Si... Solo eso.

—¿En verdad, Shinji?.

—Si... Enserio. C-creo que hemos estado practicando muy seguido y, tal vez hacer eso tampoco puede ser bueno.

Kaworu se quedó mirándolo aún incrédulo, pero, tal vez Shinji tenía razón, no habían dejado de practicar diariamente.
Quizás él ya estaba acostumbrado a ese estilo de vida, pero Shinji aún no.
Por lo que no supo cómo contradecirlo

Una Victoria Milagrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora