𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟒

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Una vez que mis ojos se abrieron comenzaron a arder por los rayos de sol que atravesaban los cristales de la habitación, intenté levantarme para poder cerrar las cortinas pero era como si un camión hubiera arrollado mi cuerpo

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Una vez que mis ojos se abrieron comenzaron a arder por los rayos de sol que atravesaban los cristales de la habitación, intenté levantarme para poder cerrar las cortinas pero era como si un camión hubiera arrollado mi cuerpo.

No sentía las energías suficiente como para ponerme de pie así que simplemente me senté en aquella cama.

Intenté estirar mis brazos pero también dolían.

Supongo que a esto se refería el señor Ackerman cuando dijo que debía mantenerme firme.

Con todas mis fuerzas me levanté de la cama sintiendo como si cargará todo el peso del mundo en mi espalda, camine hasta la cocina y ahí estaba el azabache con su té de siempre mientras veía su celular.

── Buenos días ── saludo tranquilamente.

── ¿Cómo puede estar tan calmado? Yo siento que me aplastó un elefante ── me senté en una de las sillas recostando mi cabeza sobre la mesa.

── Mocosa llevo entrenando desde los 6 años, esto no es nada nuevo para mí.

Me quedé asombrada ante su respuesta y levanté ligeramente mi cabeza para verlo, una duda recorrió por mi mente así que me animé a preguntar.

── ¿Que edad tiene?

Este quito la taza de sus labios y se limito a verme por unos segundos.

── 30 ── respondió y yo me quedé boquiabierta.

Puse ambas manos sobre la mesa y me recargue en esta para verlo atentamente.

── ¿¡De verdad tiene 30 años!?

── Te estoy viendo los pechos mocosa ── dijo sin interés.

Desvíe mi mirada hacia mi busto y tenía razón, mi blusa de seda era algo suelta así que si me inclinaba se podían notar mis pechos.
Me senté en mi lugar nuevamente y me cubrí con ambos brazos, me sentía muy avergonzada.

── ¿Porque te asombra tanto mi edad?

Pregunto mientras bebía un poco de su té.

── Es que no lo aparenta, se ve demasiado joven.

── ¿Gracias? supongo ── note como se levantó de su silla para dirigirse hacia la estufa ── Te prepare un té ya que no puedes moverte por ti misma.

── Gracias señor Ackerman, es un ángel ── respondí sin energías y colocando mi cabeza sobre la mesa una vez más.

Escuché como chasqueo la lengua y a los pocos minutos dejo una taza frente a mi.
Yo simplemente le sonríe ganandome una mirada por parte suya, desayunamos en silencio como siempre.

A decir verdad ya estaba acostumbrada a aquel silencio pues sabía que era parte de el y no era una persona de muchas palabras, tal vez estaba acostumbrada a hablar demasiado gracias a Hanji, ella hablaba sin parar.

ɴᴏᴛʜɪɴɢ ɪꜱ ꜰᴏʀᴇᴠᴇʀ ┊┊ ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora