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Pov Chaeyoung:

Mentiría si dijera que no lo imaginé un par de veces días anteriores pero la realidad era insuperable. Tan solo sus labios, tan solo los míos, unidos y presionados mientras que nosotras estábamos ignorando o... Más bien, yo por lo menos no podía razonar ni plantear algo coherente.

Todo era difuso, no existía algo más importante, olvidé mis preocupaciones y mis verdaderas intenciones. Tal vez ella era la razón y el motivo, tal vez ella podía lograr que mi libertad fuera posible.

En ese momento lo decidí.

No podía escapar, no podía irme, no cuando había descubierto que ella podía proporcionarme la libertad que necesitaba.

Ella era mi libertad. Esa libertad divina que quería experimentar un sinnúmero de veces.

Parecía coherente, yo era libre porque por un momento el mundo desaparecía. Mi visión de la vida, mis más profundos pensamientos, todos los límites que detestaba, no importaban más, simplemente se hacían polvo junto a ella y convirtiéndome en contradicción, a la vez me volvía prisionera, prisionera de lo prohibido, del peligro indudable, del inmenso deseo, de su respiración irregular, de su calor acogedor, de la suavidad de su cabello, de sus fascinantes labios... De ella.

Libre con ella, prisionera de ella...

Así que si había un paraíso acababa de encontrarlo y si había un infierno me estaba habitando por completo, por esa razón mis más profundos deseos se hicieron presentes en aquel momento y de estar sumidas en un movimiento delicado, fuí un poco menos sutil, mis manos terminaron en su cintura tratando de atraerla más aa mí y aceleré la acción mientras que otras sensaciones seguían floreciendo con el pasar de los segundos.

Algunos jadeos se hicieron presentes, no quería arruinarlo, no quería que terminara nunca pero cuando el beso tal vez fué muy intenso, ella se separó y se alejó varios centímetros de mí.

—Cha-chaeyoung — Me gustaba ya no ser la señorita Son, tan solo quería ser Chaeyoung y que la dulce melodía que era creada por su voz al ser dicho por sus labios acariciara mis oídos — yo-yo... No sé que acaba de pasar

Probablemente lo más increíble que podría haber pasado.

—No pienses en eso ahora

Por primera vez me atreví a tomar más confianza, olvidar la formalidad y no tratarla de usted.

—Re-realmente quisiera... Quisiera saber cómo enfrentar esta situación

—Tampoco es algo que debamos hacer ahora... Pero debes... Debes saber que en realidad... En realidad no puedo arrepentirme de lo que acaba de pasar, no puedo engañarme a mi misma. No obstante, si necesitas una disculpa te la daré, pero ni una sola palabra será sincera — Dejó de mirarme y una lágrima bajó por su mejilla. Nunca pude imaginar que ver algo así podría estrujar mi corazón de tal manera — No, Mina no por favor no llores — Quise acercarme pero me detuve a mi misma de hacerlo, sus manos fueron a su rostro para cubrirlo y siguió llorando, de alguna manera tenía una idea de lo que ella podría estar pensando y aunque me lastimara expresé mis propios pensamientos — Si necesitas tiempo toma todo el que necesites y si... Si necesitas que me aleje... Lo haré, te dejaré en paz, no me acércare ni un poco

En ese momento, sus manos dejaron su rostro y sus ojos cristalizados me miraron otra vez, expresando el miedo que sin esperarlo desapareció al ocultarse en mi cuello cuando se acercó y me abrazó. Mi respiración se detuvo debido a su cercanía, la rodeé con mis brazos, cerré los ojos y me permití inhalar la dulce fragancia de su cabello castaño.

—N-no, no hagas eso... No podría soportarlo

—En realidad, solo... Solo era una opción, porque detestaria hacerlo

—Pe-pero... ¿Lo habrías hecho si... Si te lo hubiera pedido?

—Lo habría intentado... No quiero ser un problema para tí, no quiero incomodarte, no quiero que te desvíes de tu camino

—Tal vez la situación sea lo complejo pero tú jamás serías un problema ni mucho menos me incomodarias y... Y es difícil desviarme de un camino cuando... Cuando tú ya eres parte de el y pareces ser la guía que necesito

Me separé un poco y la miré intentado disimular la impresion en mí por lo que había dicho.

Si había un Dios, en ese instante podía creer en Él con certeza para agradecer la existencia de la perfecta mujer que estaba a centímetros de mí.

—Creo que... Creo que cambiaste todo mi mundo Myoui Mina

—¿Eso es malo?

—En lo absoluto porque todo lo que anhelé, lo encontré en tí

Perdí la cuenta de los sonrojos en sus mejillas como si el carmesí expresara los sentimientos que sus labios no pronunciaban, pintando así, el lienzo de su rostro.

Encantadoras mejillas, encantadora ella, encantador el mundo que podíamos llamar nuestro porque en ese momento solo éramos ella y yo.

—¿Qué haremos ahora?

—Justo en este momento pretendo olvidarlo todo otra vez

Y no tenía otra idea en la cabeza más que acariciar un poco de su piel. Dudé, pero me acerqué a su cuello y mi nariz fué a parar sobre su pulso, la deslicé unos centímetros deleitándome con la suavidad y fragancia. Ella comenzó a temblar, quise preguntar si estaba bien pero me atrajo más, llevando una de sus manos a mi nuca, enredando con suavidad en el proceso sus dedos en mi cabello.

Entonces, recorrí su cuello con las caricias que podrían ofrecer mis labios. Era semejante a volverse adicta a algo celestial, no tenía con qué compararlo, pero tampoco quería hacerlo, porque era único y fascinante.

Subí hasta la línea de su mandíbula y la trace con más besos. No me detuve ahí porque seguí mi recorrido avanzando por su barbilla, sus mejillas, pómulos, frente, párpados, nariz y finalmente volví a tener la dicha de saborear sus labios.

Nunca sería suficiente, pero con mi realidad alterada, sentí que podía ser demasiado desesperada mi necesidad por ella, fué tan difícil controlarme y detenerme que fácilmente podía llegar a desconocerme. Tenía que irme.

Si seguíamos por este camino, no quería arriesgarme aún más, sería paciente y esperaría a que todo fuera delicado, de esa manera ella podría apreciar cada detalle y disfrutar realmente de nuestra conexión.

Le dí una caricia en la mejilla y apoyé mi frente en la suya.

—Será mejor que me vaya

—No

Aún mantenía los ojos cerrados pero frunció los labios de una forma tan adorable que quise besarla hasta cansarme.

—Mañana nos veremos... Hay cosas en las que pensar

—¿Te quedarás conmigo en un futuro?

—Estoy segura de que eso será un hecho — Compartimos una sonrisa cómplice la miré por una última vez ese día que terminaba y empecé a caminar hasta la puerta. Pero no pude irme sin decirle algo más — Gracias... Por todo. Por existir, habitar este mundo, por ser tú y encantarme cada día más y más

No ví su reacción pero casi pude percibir la dulce sonrisa en su rostro.

Libertad Divina - Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora