Rivalidad inexistente.

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Ellos dos se conocieron como, "rivales" por así decirlo. Aunque fue el chico explosivo quien inicio una peculiar rivalidad.

¿Por qué?, porque para Bakugo, Tokoyami era un digno oponente para enfrentarte.
Aunque mostró su decepción por la mala química que tenían sus dones: la luz y la oscuridad, no son compatibles para estar juntos.

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Fumikage se encontraba sentado en su asiento, prestándole todo su interés a la ventana que tenía a pocos metros. Observó detenidamente el paisaje sereno que pasa delante de sus ojos, escuchando el sonido encantador de las aves, pero todo eso se esfumó cuando sintió un peso de más en su escritorio.

Giró su rostro y un escalofrío recorrió su columna cuando sus ojos se encontraron con aquel chico, Bakugo Katsuki. El muchacho rubio le sonrió con mofa pintada en sus labios, asustando al otro muchacho por aquella expresión "alegre".

—¿Qué quieres, Bakugo? —pregunto Tokoyami, su compañero arqueó una ceja. Acercándose peligrosamente a su "rival", quién de inmediato se alejo cuando escuchó su voz, extraña y, quizás, levemente burlona.

—¿Qué te parece el día? Chico ave, ¿No crees que está muy bello? —hablo, Tokoyami entrecerro los ojos, pensativo ante la pregunta que hizo su compañero.

—Quizas, ¿pero que tiene que ver eso? —consulto mientras Bakugo lo miraba, su sonrisa mostrándose cada vez más maliciosa y puntiaguda, como un depredador a su presa. Así es como se sentía Tokoyami en ese instante.

El rubio se quedó mirándolo detenidamente, su sonrisa cruel y burlona se desdibujó de sus labios, haciendo que el otro chico sintiera más pánico, el terror mezclándose ante toda la atención que el héroe explosivo le daba.

Su corazón latía con fuerza, el pánico esfumándose como púas filosas cuando la incredulidad fue quien tocó su cuerpo.

Bakugo Katsuki, la persona más orgullosa y maldita de todo su curso había plantado un beso en su mejilla. Fumikage se sobresaltos, el pánico regresando a su ser mil veces peor, quería hablar pero solo se mantuvo callado ante la incredulidad que sentía.

—Sabes, te vez gracioso así de asustado.

Tokoyami se quedó completamente en silencio, observando como su compañero se iba sin antes decir—. Que, ¿Acaso los ratones te comieron la lengua? — soltó una risa, una llena de su burla tan evidente.

—Realmente consigues gustos extraño, Fumikage — dijo su don, entrecerrando sus ojos con un severo disgusto. No le gustaba el carácter del chico y menos le iba a gustar que Bakugo sintiera algo por su compañero.

410 Palabras.

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