26: ❝La despedida.❞

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La señora Lee se quedó en la sala, tomando té sin mover un solo músculo. No podía preocupar a los omegas que la acompañaban, pero sentía dolor en su cuello sin saber exactamente qué estaba mal.

Pero algo estaba mal, lo sabía muy bien.

JiSung sintió cómo su pecho se oprimía y miró instantáneamente a la madre del alfa, quien pareció entender que el castaño también lo sabía. El omega salió corriendo de la mansión, ignorando a quien quiera que llamara su nombre.

No, no podía ser posible.

En su intento por recuperar el aliento, sintió que todo a su alrededor perdía color.

Nada se comparaba con el sentimiento que lo consumía, ni siquiera la profunda tristeza de perder a Felix. Eso era absolutamente nada en comparación.

Intentó respirar.

—JiSung, vuelve adentro —pidió la omega, sin creer que fuera bueno para él sucumbir a su instinto.

—No... MinHo... Él... Y-Yo... —balbuceó, sin querer perderlo de vista. La miró, sus ojos llenos de lágrimas, no muy diferentes a los suyos propios.

—No ganarás nada poniéndote de esta manera —intentó hacerle entrar en razón, pero el omega necesitaba saber qué estaba pasando.

No sentía a MinHo, no lo sentía en absoluto.

—Vuelve adentro, la lluvia vendrá pronto.

Quizás fue su dulce voz, o lo destrozado de su mirada, justo como él se sentía, pero acató la amable orden. Intentó calmarse mientras sostenía una taza de té entre sus manos. YeoSang estaba en condiciones similares, mirando sus manos con ansiedad.

Estaba anocheciendo y no había noticias. Todos sabían que algo había sucedido, pero nadie era lo suficientemente valiente como para decirlo en voz alta.

Al menos, eso fue así hasta la medianoche, cuando escucharon las llantas crujir contra el camino de rocas que conducía a la mansión. Los tres omegas saltaron del sofá y salieron a su encuentro.

SangYeon fue el primero en bajar del vehículo, recibiendo a su hermanito en brazos cuando corrió hacia él. JiSung no presentía nada bueno cuando vio expresiones deplorables en sus rostros, alfas saliendo del auto claramente heridos y cubiertos de suciedad y barro.

Pero MinHo no bajó.

—¿Dónde están mi hijo y mi esposo, Kang? — cuestionó la omega hacia el hermano de YeoSang, quien se negaba a soltarlo.

La expresión que el chico les dio no pareció ayudar en nada, incluso si la señora Lee sabía lo que estaba sucediendo. El chico los guió hasta la parte trasera de su camioneta más grande, y fue JiSung quien corrió más rápido.

—Lo siento mucho, señora Lee — murmuró antes de abrir las compuertas de la camioneta, dejando ver a MinHo tendido en el reducido espacio. El omega castaño se acercó a él, visualizando su pómulo herido y sin deseos de ver más allá de sus heridas. Temía lo peor.

—¿Qué pasó? — preguntó con lágrimas en los ojos, acomodando los desastrosos mechones rubios.

—El jefe Lee estaba luchando uno a uno con su líder, alguien intentó intervenir y MinHo fue tras él. Sin embargo, tres más se le abalanzaron. El jefe Lee fue a su encuentro cuando lo tomaron desprevenido, no pudo resistirlo — explicó el chico, su voz decayendo al final de la explicación. No se sentía capaz de decirlo abiertamente—. MinHo pareció resurgir de la tierra solo para asesinar brutalmente a su líder. Después, huyeron los pocos que quedaban. Él estará bien, solo está muy débil. Necesita un médico.

❝Amour Plastique❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora