❝Amour Plastique❞『•MinSung•』

29: ❝Roi.❞

Roi: Rey en francés.

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Es como una especie de déjà vu, y quisiera no tener que pasar por esto de nuevo. Desde el principio, jamás tuvo intenciones para ello, pero estaba aquí, al borde. Pero ahora, JiSung está con él. Y eso, sin duda, marca una gran diferencia.

—Todo saldrá bien, MinHo—terminó de ajustar la corbata, quien suspiraba con pesadez.

—¿Y si ellos no me aceptan?—murmuró, recibiendo unos ojos azules llenos de incredulidad.

—¿Qué importa lo que opinen? Está en el testamento — y él realmente nunca veía problemas donde MinHo tenía la mira, no era tan analítico.

—JiSung, sé que mi padre lo quiso así, pero me gustaría que ellos lo aprueben.

—Los alfas y su orgullo pesado—balbuceó, alisando su impecable traje negro—. Ellos te aceptarán.

—Después de lo que sucedió, yo no... La gente en el pueblo habla sobre nosotros. No podemos fingir que nunca pasó — así no funcionaba.

—Pero las cosas no fueron así.

—Ellos no saben eso. Tampoco tienen que saberlo.

JiSung suspiró, apartándose del alfa, contrariado.

—Entonces déjame asistir.

—¿Qué? — lo miró confundido, ¿había escuchado bien? Su voz fue tan suave que dudaba de la veracidad de las palabras que intentaba procesar.

—Déjame asistir al congreso—había determinación en su voz, pero también temor.

—JiSung, habrá puros alfas ahí. Sabes que no me importa en lo absoluto, pero tu padre estará presente — suspiró, acariciando las mejillas del omega—. Ellos querrán atacarte, no sé qué haría si te dicen algo hiriente.

—¿Subestimas mi temperamento? — sonrió de medio lado, tratando de tranquilizarlo—. Ellos no harán nada, y van a escucharme. Pero necesito que me dejes asistir.

El alfa dudó, joder que sí.

No estaba de acuerdo con esos rituales de alfas donde se reunían para tratar asuntos de las manadas, donde los omegas no tenían voz. ¿Por qué no podían tener una opinión? Eran más racionales que ellos mismos. Pero aún así, temía lo que podrían decir estando JiSung presente.

—Vas a volverme loco, Han—suspiró, asintiendo—. Iremos juntos.

Un par de horas más tarde, alfas de diferentes manadas aliadas y líderes de importantes familias entraron en la mansión Lee. El jardín rápidamente se convirtió en la sede del congreso para discutir el asunto relacionado con el futuro líder alfa.

Miradas curiosas y molestas analizaron al castaño que se encontraba junto a MinHo, frente a todo el público, compuesto en su mayoría por hombres.

—Buenas tardes, caballeros—hizo una reverencia ante los alfas claramente inconformes—. Hemos estado posponiendo esta reunión desde la muerte de mi padre, así que aquí estamos.

—¿Hemos estado? — murmuró una voz irónica al fondo.

—¿Qué hace él aquí?—interrogó una voz ronca desde el fondo, perteneciente a una alfa rubia de mediana edad.

—Es un buen momento para poner todas las cartas sobre la mesa.

Todos los presentes parecían estar a la defensiva, anticipando cualquier cosa que el joven pudiera decir. La mayoría de ellos conocía los rumores y veían al chico rubio frente a ellos como un símbolo de traición y decepción en la manada.