𝑬𝑳 𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶 𝑫𝑬 𝑼𝑵𝑨 𝑫𝑬𝑴𝑶𝑵𝑰𝑶 (𝑻/𝑵 𝑿 𝑯𝑨𝑵𝑻𝑬𝑵𝑮𝑼)

cap 11

Hola hola

[Narra t/n]

Estos últimos días después de que el maestro aizetsu me viera la puchaina

Todo a ido de mal en peor...

Los entrenamientos son horribles y lo peor...no me e aprendido por completo sus nombres,son tan confundibles,son idénticos esos 4 nomás los distingo por los ojos y el mas malo y mentiroso conmigo

aparte me ven cara de criada,quieren que les lave los calzones y yo apenas lavo los míos como para lavar otros

Lo peor es que cuando lo hago ni sueldo recibo,al menos en mi primera chamba me pagaban masó menos ¡Pero me pagaban! Aquí ni los gracias por lavarles su rajita de canela

Incluso se refieren a mí como "mascota" "mocosa" "demonio" hasta el estúpido pilar verde propuso ponerme un collar con glicinias para controlarme,el me da muchos escalofríos

Obviamente en mi mente quisiera maldecirlos pero realmente me dan miedo cuando los tengo frente a frente y obviamente no les digo nada pero no puedo evitar contestarles cuando me insultan o buscan pelea

Acabó de descrubrir cuervos mensajeros pero lo acabo de descubrir hoy y fue por culpa de la cuerva presumida del maestro karaku y luego se metió la águila (no habla la águila)

Me asusté tanto que por poco les pegue con la escoba y les lance una olla y bueno así terminé colgada de cabeza en un árbol mientras hablo con el cuervo de sekido

—¿sabes que no me interesa tu vida verdad? –me preguntó algo molesto con su vocesita–.

—lo se cuervito pero con alguien tengo que hablar,el señor sekido y los demás me encierran en ese pequeño cuarto con sus asquerosas putas glicinias –mencione enojada– y nadie me habla aparte  del profe aizetsu,los demás me hablan siempre y cuando sea para darme una paliza en los entrenamientos

—pues tu también de contestona por querer poner del tu x tu con mi señor sekido y con el restó de inútiles aparte te que tú también prácticamente eres una inútil en los entrenamientos, parece como si aprenderías a caminar

—cállate tampoco te pases de culero, recuerda que no e comido desde ayer y como que se me antoja cuervo a la brasa,mejor traime a un cuervo que se quede callado y que se quede conmigo para desahogarme y no me este juzgando

—te comerían la puchaina –me comentó mientras se acomodaba en la suela de mis sandalias– andas toda sucia de la cara por qué el señor zohakuten te estrelló contra el piso pero no vaya a ser que también traigas la pusei con ese típico olor a pescado

—¿Mas feo no lo pudiste decir cuervo cabrón?

—no me estés hablando así ¡Cow! Que yo sí te doy tus pellizcones