Memory IV

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Terminaron de cenar, el omega ayudó a recoger la mesa y el alfa se puso a lavar los platos.

—¿Quieres algo de beber?—le preguntó el alfa desde la barra de la cocina.

—Ya estoy lleno, no creo tener espacio para algo más. ¿Tu vas a tomar algo?.

—Me preparare un mate—Kevin sonrió.

—Cierto, eres argentino. Imposible que no tomes mate—Vió como se preparaba la bebida y se sentaba de nuevo en la mesa con él.

—¿Quieres probarlo?—Julián le preguntó.

—Bueno, un poquito—acercó la boquilla a su boca pero soltó un pequeño grito.

—Esta muy caliente, ¿que es eso, lava hirviendo?—sacaba su lengua haciendo gestos. Julián soltó una pequeña carcajada.

—Me dijiste lo mismo hace tiempo, que curioso.

—¿Ah si?—ladeó la cabeza—¿Y que me contestaste?.

—Que para mi como argentino lo caliente del mate es lo que para un mexicano el picante, ya estoy acostumbrado—soltaron a reirse de nuevo. Después de unos momentos de platicar cosas banales el alfa trajo un tema importante.

—El doctor me dijo que debería contarte cosas de estos años que no recuerdas, ¿quieres que te cuente algo ahora o prefieres esperar?—Kevin quedo pensativo unos segundos.

—Puedes contarme... cómo nos conocimos—su mirada mostraba verdadera curiosidad.

—Fue en el mundial de Catar.

—Estamos en el mismo grupo ¿no?.

—Si lo estabamos, aunque te conocí un poco antes de que nos enfrentaramos en fase de grupos.

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Noviembre 2022

Julián estaba siendo arrastrado por Enzo y otros de sus compañeros, se dirigían a una fiesta. Ese día fue la inauguración del mundial y aprovechando el alboroto fueron a divertirse un rato. Llegaron a un cuarto de hotel (no sabía ni de que selección era) donde ya había jugadores de distintos países, estaban bebiendo y disfrutando de la música.

—Creí que no podíamos tomar alcohol—le dijo Julián a Enzo.

—No pasa nada Julián, mientras no nos descubran estaremos bien—se adentraron en la multitud, algunos bailaban y otros platicaban. Julián era de los que se "engentaba" rápido así que se dirigió a la terraza a despejarse. Abrió la puerta de cristal pero vió a un joven de cabello negro que estaba ahí.

—¡Perdón! No te vi, ya me voy. No quiero molestar—estaba a punto de irse pero el otro chico le contestó.

—No te preocupes, puedes quedarte. Yo ya me iba—se dirigió a la puerta pero se detuvo cuando escuchó una voz.

—¡Kevin! ¿Donde estás?—era su amigo Luis que lo buscaba, hizo una mueca. Julián tomó la persiana de la puerta y la deslizó, así no se podía ver quien estaba en esa terraza. Kevin se sorprendió.

—No quieres que te encuentren ¿verdad?—le dijo el castaño.

—La verdad no—sonrió con cansancio. Ambos se quedaron en el barandal uno al lado del otro sin decir nada, no se escuchaba el ruido de la fiesta pues se supone que estaban prohibidas y estaba en un volumen relativamente bajo

—¿No te gustan las fiestas?—preguntó el argentino.

—Me gustan solo que ahora no tengo humor para una. Mi amigo me obligó a venir para dejar de pensar en algo, entiendo que lo hace para ayudarme pero de verdad no tengo ganas—dijo sonriendo triste.

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