Memory XI

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Damas y caballeros les habla su capitán, para informarles que llegamos a nuestro destino...

Kevin escuchó la voz del piloto de su vuelo y enseguida movió ligeramente a Julián que dormía en su hombro.

—Mi amor, ya llegamos—le susurró suave, el castaño se levantó algo perezoso estirándose. A Kevin se le hizo tierno.

Llegaron al aeropuerto y se dirigieron a un pueblo en las montañas. Todo estaba cubierto de nieve e iban bastante abrigados, rentaron un auto y llegaron a la cabaña que el alfa había reservado antes, tenía una chimenea y calefacción así que no sintieron frío dentro de esta.

—¿Qué quieres hacer primero?—preguntó el argentino mientras dejaba sus maletas en un armario cercano.

—¡Ir a esquiar!—contestó emocionado el mexicano—No, mejor pasear primero por el pueblo. Vi varias tiendas interesantes, aunque también hay una pista de hielo. ¡Ay no me decido!—Kevin se llevó las manos a la cabeza indeciso, el alfa se rió ligeramente.

—Tranquilo cielo, hay tiempo para todo—se acercó tomando su mejilla y besándolo ligeramente en los labios. El omega sonrió y asintió. Al final decidieron ir a pasear por el pueblo.

Iban con las manos entrelazadas mirando todo, el más entusiasta era Kevin. Pues muy pocas veces tenía la oportunidad de estar en un lugar lleno de frío y nieve. Era originario de un país cálido, tenía sentido que un paisaje invernal lo emocionara. Vió muchas tiendas y decidió comprar recuerdos para su familia y sus amigos. Julián hizo lo mismo.

—Juli, ¡mira!—con su mano libre el omega señaló la pista de hielo. Era bastante amplia y en estos momentos estaba llena de gente—Hay que patinar, vamos—Jaló a su esposo del brazo para ir al lugar.

—Kev, yo no sé patinar—contestó el castaño sonriendo divertido.

—Ni yo—Kevin se encogió de hombros—Siempre se aprende algo nuevo, ¿no?—amplió su sonrisa, travieso. Julián se preocupó un poco pero lo siguió sin dudar.

Después de dejar sus recuerdos y compras en el área de paquetería fueron a alquilar los patines. Se los pusieron y entraron a la pista. O algo así, solo se agarraban de los barandales y a ambos les temblaban las piernas intentando mantenerse de pie.

—Esto es difícil—comentó el alfa.

—Solo hay que ser perseverante—Kevin era el que mejor se mantenía en equilibrio aunque aún se notaba su inexperiencia, se soltó por un momento y patinó un poco sin caerse para volver a sostenerse.

—¡Mira Juli, si pude!—mostró su rostro emocionado como niño pequeño—Julián solo lo miró embobado, amaba ver todas sus facetas.

Tanto fue así que simplemente se soltó y fue directo a Kevin para abrazarlo y felicitarlo. Sin embargo perdió el equilibrio y se cayó de nalgas. Hizo mala cara, en serio le había dolido.

—¿Estás bien?—preguntó preocupado el azabache.

—Creo que sí—aún seguía sentado sobándose el trasero.

—Ven te ayudo—Kevin lo tomó de la mano pero en vez de levantarlo se fue hacia delante cayendo sobre su marido. Esperaba un impacto fuerte pero no fue así.

—Bobo, no te caigas tú también—Julián lo sostuvo a tiempo y lo abrazó para protegerlo. Estaban tirados en el piso pero el argentino usó su cuerpo para que el más alto no cayera en el hielo. Kevin estaba sobre el.

—Perdón, creo que estamos igual de mensos—se empezó a reír y el alfa lo imitó. Podían ser deportistas pero el patinaje no era un deporte donde fueran talentosos.

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