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15 de enero

Jeongin observó las fotografías que se había tomado con Minho en el carrusel la noche anterior. Esa cita había salido de maravilla, pero no entendía por qué Minho no se había comunicado con él hasta entonces, pese a que habían acordado salir en dos días.

Apagó su celular tras ver la hora y continuó dibujando. En ese momento Seungmin debía estar yendo al dentista con Hyunjin. Su amigo le había escrito muy feliz diciéndole que habían formalizado. A decir verdad, estaba más feliz por ellos de lo que en un principio creyó que estaría. Seungmin se merecía a alguien que se tomara el tiempo de prepararle una sorpresa sólo para pedirle que sea su novio... Aunque tampoco iba a negar que deseaba que algún día alguien lo amara tanto como Hyunjin amaba a Seungmin.

Suspiró y esta vez tomó una pequeña brocha para algunos detalles de su dibujo. Cuando buscó su lápiz favorito y protagonista de sus obras, se dió cuenta de que debía comprar una caja nueva.

— Bueno, al menos una razón para salir.

Se alistó, guardó su celular tras revisar que su bandeja de Instagram estuviera vacía y también metió su billetera al bolsillo. Se colocó su abrigo negro largo y salió del departamento. No podía evitar pensar en su cita con Minho; de alguna forma quería saber qué había hecho mal o por qué Lee no le había respondido su último mensaje. Se sentía tan estúpido por pensar en eso. Siempre era igual para él, era el único que se preocupaba y le veía potencial a sus relaciones.

— ¿Por qué parezco tan desesperado por amor? — se regañó a sí mismo mientras veía la pantalla de su celular sin notificaciones (a excepción de las de YouTube y likes en su cuenta de artista) — Olvídalo... Qué más da.

De repente escuchó los pasos de alguien corriendo en su dirección. Cuando quiso hacerse a un lado, sintió con claridad cómo el hombre le arrebataba el celular de las manos y se metía por el callejón más cercano. Después del shock, Jeongin reaccionó y lo persiguió entre gritos. Ese celular era su vida entera.

— ¡¡Maldito hijo de puta, regresa!! — vociferó furioso. Eso era lo único que le faltaba para saber que ese año tendría muy mala suerte. — ¡¡YAH!! — simplemente no podía perderlo de vista. No supo cuántos callejones se adentró, pero de repente comenzó a ver drogadictos y vagabundos alrededor y se detuvo de golpe. — Carajo...— lo estaban mirando, y lo peor es que el ladrón le entregó su celular a otro hombre que se veía incluso más aterrador. ¿Qué iba a hacer solo? Jeongin nunca fue bueno peleando. Odiaba las peleas, los golpes, los gritos — Está bien, quédatelo. Yo ya me voy...

— Alto ahí, niño. — habló la voz más grave que había escuchado en su vida. — Tu billetera.

Jeongin maldijo por lo bajo. No podía quedarse sin dinero. En ese momento se arrepintió por no haber llevado un poco de efectivo encima en vez de toda la billetera.

— ¿Podemos hacer un trato?

— ¿¡No me entiendes, pedazo de mierda!? Dame tu billetera ahora.

— Es que...

Pero antes de que pudiera continuar, el tipo se acercó a él con grandes zancadas y estuvo a punto de alzar su mano para golpearlo, pero entonces escucharon los quejidos del primer tipo que le había arrebatado el celular en primer lugar. Los dos miraron en aquella dirección; Jeongin había levantado sus brazos para protegerse, pero las bajó lentamente para ver a su ángel guardián.

— Hyuk, ya te he dicho que no hagas eso. — le dijo al ladrón tras propinarle una bofetada en el rostro. — ¿Acaso eres sordo, amigo? ¿Tienes retraso mental?

— Oh, joven amo Lee...

— ¿Lee? — preguntó Jeongin al aire mientras observaba con detenimiento al recién llegado. — ¿Lee Min Ho?

Primera hoja de otoño 🍁| MINJEONGWhere stories live. Discover now