Capítulo nueve. Me quedo aquí (final)

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Movía desesperadamente su pierna, sus nervios le provocaban escalofríos constantes.

Había ido a el médico por unos estudios ya que su salud iba de mal en peor y de peor en grave, su mente divagaba en las razones y sus consecuencias, de su estancia y de su inicio para llegar a su final, o tal vez solo era algo remoto para él.

Pero estaba seguro que no era algún tipo de resfriado sino algo que perduraría en su vida más tiempo, algo que lo marcaría y lo sabía pero aunque tenía un poco de esperanza de todas maneras se quedaría o lo terminaría de quebrar a él.

"No te preocupes" Lo que privó sus pensamientos desapareció y miró fijamente a la persona sentada a un lado suyo. Era Armando que aunque tratara de esconder su preocupación no lo hacía de manera conveniente para él.

"Solo estoy nervioso" Alcanzó a murmurar.

Un hombre elegante que no tenía mente de doctor por ser tan bilioso llamó a Armando en un tono grotesco.

Charlaron un par de minutos que parecían siglos, después ambos salieron, se estrecharon las manos y se separaron.

"¿Y bien?"

"David, hablemos en casa" Eso lo alarmó, nunca lo llamaba de esa manera o al menos desde hace tiempo. Asintió con obediencia y caminó tras el contrario con miles de cuestiones en su mente, descartando y aceptando.

El hogar que antes era cálido, la frialdad ganó e incluso provocando pequeños temblores en el cuerpo de David que ya estaba cada día más pálido y achacoso.

Armado lo miró fijamente, lo miraba profundamente tanto que se veía hostil y demandante a lo que estaba por decir.

"Prometiste que seguiría comiendo y que  irías a tus citas" 

"¿De qué éstas hablando?"

"De esto David! " Quitó el pequeño saco que llevaba encima mostrando manchas rojas y violetas en sus brazos. "¿Por qué no me dijiste que apenas podías respirar y que por las noches tenías fiebres?"

"No era de importancia"

"¿Eso es lo único que vas a decir?" La mirada hostil estaba plegada en todas las direcciones. Jaloneaba de vez en cuando su cabello. Se notaba que su furia lo invadía.

"No tengo otra cosa más que decir"

"¿Éstas en broma?"

"Al menos dime el porque las manchas, porque la fiebre y todo lo que he sentido"

"¡Carajo David, tienes leucemia!"

Un balde de agua fría le cayó encima, impotencia fue lo primero que sintió para rebajar hasta debilidad y terminar llorando.

"¿Q-qué?"

"Me dijiste que seguías comiendo, que seguías tomando vitaminas cielo"

"Yo... Lo estaba haciendo se supone que estaba mejor"

"¿Comiendo una vez al día? Y apenas si lo hacías o miento?"

"Comía tres veces al día Armando!"

"¿Crees que no te veía guardarla en una puta servilleta?"

"..."

"¿Por qué...?"

No sabía que responder, no tenía que o al menos eso pensaba.

No lo sabía, simplemente se sentía a punto de caer en lo más bajo de su vida. Un rincón obscuro donde gritaba por ayuda pero ni había nadie.

Se había sentido de esa manera desde que dijo sus primeras palabras y nadie le aplaudió.

Tal vez así sería hasta su último respiro.

Y así lo será.

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2023 ⏰

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