Epílogo: es tiempo de volver a ti

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El anciano yacía en su cama. El cansancio y la enfermedad se llevaban lo último de sus fuerzas. Había llegado su hora. Él lo sabía muy bien, y se sentía satisfecho.

Sí. Sin duda estaba satisfecho, pero no completamente feliz. Nunca lo fue, desde que a los once años conoció y perdió al amor de su vida. Cierto, tuvo una mujer adorable que lo amo y fue su pareja durante muchísimos años; mientras ella vivió. Tuvo hijos, nietos y bisnietos que lo adoraban, lo idolatraban; y legiones enteras de gente en todo el mundo que lo veía como ejemplo a seguir. Había dejado una huella de amor, un ejemplo de fortaleza y dedicación en todo lo que hizo. Incuso le habían concedido el Premio Nobel de la Paz, pero nunca consiguió el verdadero deseo de su corazón. Y por supuesto, era imposible que lo consiguiera ahora, cuando apenas podía moverse.

- En fin, supongo que esto es todo para mí -se dijo en silencio-. Me siento débil. Apenas puedo respirar. Supongo que no pasaré de esta noche.

Se había negado sistemáticamente a utilizar los artificios y aparatos para prolongar la vida que se habían vuelto tan populares en los últimos años. En público, siempre dijo que no lo hacía porque era necesario dejarle sitio a los nuevos, a los seres humanos que nacían y necesitarían los recursos que él consumía. Esa actitud le había ganado numerosos admiradores y detractores; pero a él no le importaba. Mejor aún: le permitía ocultar ante todos la verdadera razón por la cual no deseaba prolongar su vida.

¿De qué servía estar vivo, si no tenía lo que más deseaba?

Gaia. El amor de su vida. La verdadera responsable de todo lo que había logrado.

En verdad, todo lo que había hecho en la vida giraba en torno a su amor por Gaia. Perderla a ella fue sin duda el golpe más doloroso que recibió alguna vez. Estuvo postrado en su cama durante semanas, casi sin poder comer ni dormir. Sordo a las súplicas de sus padres y sus hermanas que pretendían convencerlo para que volviera a comer y a vivir.

Solo muy poco a poco consiguió salir de su marasmo. Su hermana Lori y su amiga Jordan fueron las verdaderas artífices de su recuperación. Lo colmaron de atenciones y se quedaban largos ratos con él, atendiéndolo con la devoción propia de las enfermeras religiosas de antaño. Ambas soportaron sus negativas, su mal humor, y sus muchos desplantes; sin desfallecer ni ofenderse. Hasta que el mismo Lincoln se dio cuenta de lo terriblemente injusto que estaba siendo con ambas.

Esos fueron sus primeros pasos hacia la recuperación. Muy poco tiempo después, y ya más calmando, dedicó mucho tiempo a pensar y planear cómo podía cumplirle a Gaia las promesas que le hizo. Con el paso de los años recibió la necesaria educación formal. Estudió e investigó mucho, y en sus investigaciones se dio cuenta de la enorme necesidad que existía de fundar una empresa que diseñara soluciones verdaderamente ecológicas; que tuvieran un impacto real sobre el cuidado del medio ambiente. Lori lo apoyó con todo entusiasmo, y entre ambos lograron convencer a Lisa para que los ayudara a fundar Loud Ecological Solutions, una empresa enteramente dedicada a diseñar tecnología y proporcionar soluciones para el cuidado del medio ambiente.

Toda la familia lo apoyó con entusiasmo. Lana se convirtió en la ingeniera en jefe. Lola y Leni, sin renunciar a sus sueños, se convirtieron en la imagen de la compañía. Luna, Luan, Lucy y Lily se dedicaban a producir canciones, historias y concursos para promover la conciencia ecológica entre la juventud; y Lynn utilizó su imagen como deportista para montar campañas y concursos deportivos en los que se enfatizaba el cuidado de la naturaleza. Por supuesto, todas las hermanas hicieron conciencia, y abandonaron sus espantosos hábitos de depredación ecológica.

La familia de Lincoln estaba muy orgullosa de él. Les había transformado la vida; y si bien todo su trabajo no fue suficiente para evitar que el ambiente global se deteriorara, si contribuyó de manera decisiva a que se lograran las metas de los Protocolos de Kyoto; y que su propio país se decidiera por fin a firmarlos y adoptar las medidas necesarias para cumplirlos. Por supuesto, con todo esto se ganó numerosos enemigos, y en más de una ocasión hubo atentados contra su vida.

Gracias por amarme (The Loud House)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora