Falling In Love Will kill You [Frerard]

10.-

                    Dulce mirar

Estaba profundamente hundido en una tina llena de pensamientos, habia tenido contacto con esa presencia extraña que sentia sobre el sin imaginarse que aquel dueño de esa mirada fuera más que bonito, estaba pasandole algo tan extraño como para no saber expresarse, palabras le hacían tanta falta, tanta falta como esos ojos.

Con esa situación en el corazon ignoro lo que estaba despertando todo tipo de sensaciones que le hacian dudar de su realidad.

Las últimas páginas de su cuaderno estaban llenas de garabatos con tareas mal copiadas.

-Joven Iero, ¿esta usted bien?- preguntó el docente que lo miraba serio

-Si, estoy excelente- en realidad estaba perdido en un espacio que lo mantenía flotando

-Puedes decirme quien estableció la ley de la conservación de la materia?-

-Ahhh, bueno, creo que fue- se mordió el labio de los nervios, su pierna derecha comenzo a hacer movimientos algo hiperactivos, todos lo volteaban a ver esperando una respuesta, en caso de que esta fuese errónea era un momento perfecto para los alumnados, reirse de el era lo que harían

-Creo que realmente usted no sabe nisiquiera de lo que estoy hablando, podrías irte suspendido por esto lero, además nunca traes mis tareas a tiempo, necesito una explicación para todo tu mal comportamiento-

-Es porque no he estado tan bien en estos días- trago saliva fuertemente esperanzado de que su maestro le creyera tal mentira

-No te creeré de nuevo eso, es la misma excusa que pones todos los días ¿crees que alguien podrá creerte tus mentiras de mal gusto?- Su nerviosismo comenzo a aumentar, a tal grado de que su sudor se sentia frío

-Bueno, quiza, si me creyó una vez podría hacerlo dos veces-

El maestro alzó la voz

-Escuchame Frank, este no es un lugar para venir a decir cosas incuherentes, este, es un templo del saber ¿acaso no lo sabes?-

-No digo que no lo sepa, es solo que, ¿no le han dicho lo aburridas que son sus clases?- esa fue la gota que derramó el vaso

-Muy bien, eso fue suficiente para decirme todas las ganas que usted tiene de estar aquí, asi que porfavor retirate-

-¿Ah?- Habia escuchado a la perfeccion esas palabras, solo que el no se creía capaz de conestarle asi a un profesor, se sentía confundido de algo que había hecho estando consiente

-¡Retirate ya! ¿O es que necesitas que te lo repitan más de una vez para entenderlo?-

Frank miro a su maestro con desprecio y amargura, no tomo ninguna de sus cosas solo sería por un momento temporal o al menos hasta que terminará la clase. Enfadado aguardo fuera del salón con los ojos llenos de enojo, aunque queria mover su cuerpo desesperadamente no lo haria por miedo a que alguien pasará por el pasillo mirándolo extraño.

-Por algo todos lo odian- fruncio el ceño recordando que aquel maestro solo le daba molestias y fuertes dolores de cabeza, de repente paso un chico alto con lentes y muy delgado quien lo miro

-¿Frank?- rio -¿Qué haces afuera?-

-Tú por que crees que estoy aqui-

-Te saco de clase, ¿verdad?-

-Dios mío eres un adivino- se llevo las manos a la cara fingiendo sorpresa

-Pense que ya estarías expulsado-

-Desafortunadamente, sigo aquí-

El delgado rio.

-Bueno creo que a ti te dan todas las oportunidades existentes-

-Me dejan seguir estudiando, pero de mala gana puedo seguir entrando aqui ¿tienes idea de cuantas veces me han visto mal los malditos profesores?, me ven como si fuera un delincuente-

-Talvez sea porque eres uno, tu y yo sabemos la verdad Frankie, no haces tareas, proyectos, repruebas examenes-

-La escuela no se me da-

-Hacer nada no te llevará a algo bueno-

-Si, lo se, seria mejor si pudiera saltarme las clases, podría desesperar más a los maestros, dándoles un dolor de cabeza que se convierta en migraña-

-Tú lo que quieres es matar a los docentes-

-Bueno, si lo ves de esa forma, si, es lo que quiero hacer- sonrió

-En ese caso, nos vemos después Frank, espero verte con vida en la salida-

-Eso espero, hasta luego Mikey- Se despidieron chocando sus manos y Frank miro a Mikey esfumarse por los pasillos del instituto

- Te saque de mi clase para que dejarás de hacer desastres, ¿y estas hablando aquí?, eres todo un mal ejemplo- rodo los ojos, los sermones del maestro solo le molestaban más

-Decidase, me quiere dentro ¿o fuera de su clase?-

-¿Puedes dejar de contestar?- Recordó que ya no quería ser expulsado o quedarse en extras

-Ah, si, lo siento, no era mi intención- Hizo su cara más inocente para que el profesor lo creyera un santo

-No cabe duda de que tu nunca cambiaras Frank, ya entra- La tranquilidad regreso a su cuerpo

-Gracias- agradeció y volvió al salón.

Horas tan insoportables terminaron.
otro día en el que sentia paz interior al mirar la hora y saber que era momento de regresar a casa, recargo su mochila en los hombros que pesaba un poco.

-Vamonos- exclamó John

-Ah si- Frank corrió detrás de el junto a Bob-¿Creen que pueda volver a verlo?-

-¿Al emo?, quien sabe talvez- Sonrío de manera alegre al escuchar esas palabras de Bob, el chico no era emo, solo tenia un estilo distintivo La cantidad de adolescentes era bastante, comenzaba a perder las esperanzas de mirarlo de nuevo.

No fue hasta que fijo la mirada en un cierto lugar, lo vio de nuevo con su amigo, parecia ser que estaban esperando a alguien.

Esa magia regreso al mirarse mutuamente, aquel pelinegro lo saludo tiernamente con una mano y Frank correspondió desde lejos mirando como el otro sonrio alegre, esa sonrisa lo derritio por completo. Aún no se conocían pero ese cruce de miradas para ambos comenzaba a significar algo, era algo que Frank sentia en sus adentros como para reconocerse desde lo lejos y saludarse de manera atenta e inocente como dos niños pequeños que alguna vez jugaron juntos en el parque.

Esa sensación de ternura no se fue, el día en su casa fue tranquilo cada que se acordaba de esa sonrisa tímida.