SI TE ATREVES (FreenBecky Version)

-Sin presente, sin pasado y sin futuro.-

¿Qué es? La mente de la pelinegra se encontraba nublada únicamente con esos movimientos, pero ¿Cómo era posible tal cosa? Esta chica parece más joven pero mucho más experimentada y atrevida, ¿Por qué puede someterla tan fácil? No, no podía dejarse llevar y caer en las garras de lo que muy posiblemente este acostumbrada, simplemente a tomar lo que quiere.  No puede dejarse engañar por esos ojos que la inquietan y la incitan a descubrir mas, mucho más.

Rebecca se detuvo, sabía lo que la otra chica sentía a pesar de su renuencia y se sentía triunfadora. Afortunada o desafortunadamente contaba con los conocimientos suficientes en esto y siempre los aprovechaba a su favor. Estaba clara la preferencia que al menos tenía en ese momento.

–Yo tampoco te soy indiferente ¿cierto? –Le susurra a escasos centímetros de sus labios merodeándola como si la embriagara con su aliento. Sarocha en su batalla interna, su razón y su molestia, entreabrió sus ojos pero no le respondió nada. –Después de todo si te gustan las chicas.

Y así sin más tiempo que perder capturo esos labios carnosos con un ardiente deseo. Sarocha correspondió esta vez el tercer beso y al darse cuenta de ello relajó su cuerpo, realmente sentía que tenía a la princesa rendida a voluntad. El beso profundo escalo rápidamente a la mezcla de fluidos simplemente Rebecca estaba tan perdida en su deseo. Sarocha levanta una de sus rodillas y sabiendo el dolor que provoca el caballo entre las entre piernas, la golpea en las ingles con todas sus fuerzas que pudo reunir. Ésta, se deprende del beso quejándose inmediatamente de dolor, cayendo completamente sobre su cuerpo, ahogando un grito.

–Pues no, y tú menos que nadie. Degenerada.

La empuja de lado y se levanta de inmediato, limpia su boca con el dorso de su mano y se le veía bastante molesta:

Ni siquiera pudo decir nada, la pelinegra solo estaba mirándola de pie ya frente a ella, solo se quejaba y aguantaba su dolor.

En ese momento, alguien llama la puerta seguramente es el tío quien toca, y Sarocha no duda en conceder el permiso a falta de la voz de la otra chica.

–Adelante.

El señor Daminutt  de inmediato alza sus cejas, observa primero una chica y después a la otra, le sorprende la escena que encuentra.

–¿Qué le ocurrió?

Viendo a Rebecca en la cama hecha bolita. La otra chica no podía decirle que la mordió y la golpeo dos veces, aunque sin duda tenía un cuerpo resistente. Soportar tres caídas una bofetada bien dada y un rodillazo en la ingle, era de admirarse.

–Estoy bien.

Por fin encuentra su voz y responde con fatiga.

–S-sí. Estará bien es solo el cansancio del primer día, usted bien sabrá que la primera vez es dolorosa. –Interviene Sarocha. Eso era un punto que Rebecca desconocía y que ninguno de los dos le dijo. –Pero estará bien. –Ahora le dice acercándose a ella, tomo sus piernas y las acomodo bien en la cama. Puso su mano sobre su muslo e hizo presión en él.

–¡AY!

Parece que la princesa no está satisfecha con todo el dolor que le ha provocado.

–¿Lo ve? Imagine usted si la hubiera dejado usar mezclilla, con un poco de hielo y una pomada estará bien.

–Sí, comprendo. ¿Esta vez sí nos acompaña cenar Señorita?

–Me da mucha pena, pero debo retirarme.

Responde con toda la educación que la caracteriza.

–Tiene razón, debe estar cansada usted también. Entonces hasta mañana. Iré por un poco de hielo.