Capítulo 35 - La batalla de dos seres capaces de destruir el planeta

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"¿Qué acaba de pasar?" Murmure viendo la cabeza de Marnin en el suelo, la cual desapareció haciéndose luz después de unos segundos.

Rápidamente y sin que me diera cuenta, una persona apareció a mi lado a una velocidad más rápida que la luz, susurrándome al oído con un tono amenazante.

"Queda uno..."

Reaccione rápidamente, volteándome para observarlo directamente, sin embargo, apenas voltee, él había desaparecido, se había movido nuevamente a una velocidad imposible de observar.

Me quede estático volteando de un lado a otro con el ojo del destino intentando predecir cuándo llegaría, después de unos segundos, mi ojo capto un movimiento de algo acercándose como si se teletransportara, solo dejando un rastro de su forma detrás suyo.

Apenas eso paso por mi ojo, me prepare y di un pisotón al suelo, provocando que parte de la tierra se levantara y formara un escudo el cual me cubrió del inminente golpe de la persona desconocida.

"Eres rápido, pero aun así no tienes oportunidad" Suspire confiado mirándolo mientras su puño chocaba con el escudo, creando una pequeña grieta en él.

"El mejor guerrero del señor no perderá contra un mortal muerto como tú" Respondió en seco sin ningún tipo de emoción, sus ojos completamente negros me dejaron un poco despistado, sinceramente, el solo observarlo daba escalofríos, pude notar que en su frente y su barbilla salían cuatro pequeños cuernos negros.

De repente desapareció, moviéndose rápidamente, no perdí tiempo y volví a activar el ojo del destino, sin embargo, me agache un poco y cerré los ojos, estire mis brazos, y después de unos segundos miles de ojos del destino aparecieron flotando a mi alrededor, vigilando absolutamente todos los ángulos, lugares, direcciones y posibilidades en las que él podría llegar a acercarse a mí.

De repente el apareció lejos de mí, no se me había acercado, estaba parado a alrededor de 20 metros de distancia, "¿Hm?" Murmure viéndolo a lo lejos.

El chico de repente saco de su espalda las dos dagas que tenía antes, poniéndose en una pose ofensiva, mirándome fijamente, preparado para la pelea.

Hice lo mismo, abrí los ojos, me puse en una pose ofensiva, active mi toque de la muerte, y una gran cantidad de habilidades más, esta vez no puedo subestimar a mi oponente, es fuerte, no tengo dudas, así que tendré que usar todo lo que tengo.

Rápidamente el chico se teletransporto delante de mí, lanzando un sinfín de cortes seguidos, sin embargo, los detuve sin moverme ni un centímetro, un escudo invisible había aparecido delante de mí, cubriéndome de los cortes, sin embargo, este se rompió justo después de que los cortes terminaran.

Rápidamente cree varios clones de mi abalanzándose sobre él, todos estaban extremadamente concentrados, mirándolo fijamente sin ningún tipo de expresión, con los ojos abiertos para no perderlo de vista.

Todos los clones tienen las mismas habilidades que yo, con la única excepción de que desaparecen apenas los tocan, así que todos los clones se multiplicaron más y más, creando un gigantesco ejercito alrededor del desconocido, el cual estaba agachado con sus brazos extendidos girando los ojos de un lado a otro observando y analizando a todos los clones rápidamente.

Los clones no perdieron el tiempo, se lanzaron hacia el a una velocidad increíble, generando una de las cosas mas locas que se han visto en toda la historia de la humanidad.

Cientos de clones abalanzándose sobre él cada segundo, todos los clones los evitaba y cortaba haciéndolos desaparecer, lo único que se podía ver a lo lejos eran miles y miles de personas con la misma apariencia corriendo hacia el mismo lugar, desapareciendo y apareciendo continuamente.

El desconocido saltaba y se deslizaba esquivando y contraatacando cada uno de los clones, cortándolos a todos a la perfección sin dejarse tocar por ninguno, todos tenían el toque de la muerte con ellos.

"¡Shimitsu!" Grito el desconocido acercando su mano al centro de su cuerpo levantando el dedo medio y el índice, lo que provocó que de repente todos los clones se detuvieran en seco y se elevaran al aire como si fueran atraídos por un campo gravitatorio.

Los clones se chocaron entre si formando una gran esfera de clones que rápidamente se desapareció y solo quedo en el centro un Godfrey, yo.

Rápidamente choque mis dos palmas, haciendo el sonido de un gong, creando una gran bola de energía enfrente de mí.

Respire, y después de unos segundos la esfera se convirtió en un gigantesco rayo el cual choco contra el desconocido, provocando que atravesara todo el planeta, llegando a la otra punta de la tierra, en medio del mar.

Me lance al agujero mientras lo rellenaba todo con tierra, tapándolo por completo como si no hubiera pasado nada.

Llegue rápidamente a la otra punta de la tierra, en la que el desconocido me estaba esperando, lanzando cientos de golpes consecutivos en menos de un milisegundo, golpes los cuales logre bloquear con una lanza de luz, absorbiendo la luz del sol de esa parte del planeta, lanzándola instantáneamente.

El desconocido tomo la lanza con su mano, y seguido de eso la lanzo hacia mí de regreso, la atrape de nuevo, y la volví a lanzar, repitiéndose esto cientos de veces, provocando que lo único que se viera fuera una estela de luz que iba y venía de un lado a otro.

Nuestros brazos de movían a una velocidad imposible de calcular, provocando que en el mar a nuestro alrededor de formaran olas gigantes que iban a todos lados, mientras nosotros continuábamos lanzándonos la lanza una y otra vez flotando en el aire.

Poco a poco nos acercábamos uno al otro mientras nos lanzábamos la lanza, dando pasos lentamente sobre el agua como si fuera un sólido mientras continuábamos regresándonos la lanza de luz.

Estábamos cerca, a menos de 5 pasos uno del otro, atrapé la lanza y la convertí en dos dagas de luz las cuales instantáneamente chocaron con las dagas oscuras del desconocido, lanzando cientos de chispas debido a la fuerza con la que las movimos.

Chocando las dagas unas con otras cientos de veces, haciendo que solo se pudiera escuchar el viento producido por nuestros rápidos movimientos y las gigantescas olas que se creaban en el mar.

Los dos estábamos extremadamente concentrados, nuestros ojos estaban abiertos mirando fijamente al otro y nuestros rostros no representaban ningún tipo de emoción mientras nos lanzábamos cortes a la velocidad de la luz.

Uno de sus cortes choco con mi daga, y rápidamente su daga fue lanzada hacia mi pierna, atravesándola y dejándome sin ella, reaccione rápidamente moviendo mi mano para regenerarla instantáneamente, sin embargo, el se movió para tomar de nuevo la daga que había lanzado, cortándome el brazo con el que iba a regenerar la pierna.

Hice que el agua se elevara formando un escudo el cual me permitió regenerarme la pierna y el brazo, sin embargo, el chico rápidamente corto el escudo de agua lanzando otro corte el cual fue directo hacia mi mano derecha, cortándola por completo, la regenere instantáneamente, pero el volvió a cortarla y así cientos de veces mientras yo regeneraba y el cortaba todas mis extremidades excepto por mi cabeza la cual era claro que apenas intentara ir por ella, escupiría una gran cantidad de fuego morado el cual pulverizaría su cuerpo entero, no puedo hacerlo ahora ya que me toma 0,04 milisegundos en hacerlo, y si me tardo tanto, el perfectamente me cortaría todas mis extremidades y lograría esquivar el rayo sin problemas.

Moví mi pierna haciendo que cambiara de forma a un brazo el cual estaba reforzado, agarrando una de sus dagas en seco, dándome 3 milisegundos para regenerarme, alejarme y lanzar otro ataque. Sin embargo, el movió su daga cortando mi pierna limpiamente, luego de eso corto todas mis extremidades y por último se puso detrás de mí, justo cuando dispare el gran rayo de fuego violeta el cual solo hizo que el mar se separa en dos.

Me voltee rápidamente para intentar mover el rayo hacia el chico, sin embargo, para cuando me voltee la cabeza, lo único que pude ver fue su daga a menos de un milímetro de mi cuello moviéndose a toda velocidad...

Ryo - El heroe de la reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora