heartbeat ✱ husseyz.

8. Right? Wrong.

Las heridas se consideraban una lesión en la piel que perdura días en la zona afectada pero, poco se hablaba de la herida de un corazón roto e ilusionado.

Minji, tal vez, era una persona muy ingenua o muy astuta. No había punto medio. Fácilmente podía darse cuenta de las verdaderas intenciones de las personas que se le acercaban pero, en ocasiones cómo esta, aún con el conocimiento, seguiría ahí sólo porque algo dentro de su ser se lo pedía y no era cómo que ella pusiera alguna resistencia o alguna señal de pare, sino más bien dejaba que la situación fluyera hasta que el máximo del daño tocará su alma y le hiciera entrar en razón.

No había salida, no había ni una sola escapatoria para el abismo que en su mente existía gracias a cierta persona. Y no es cómo que era tan fácil salir de ese lugar luego de promesas rotas y besos con un toque amargo.

Minji sollozó, más fuerte era el dolor de su corazón que el dolor en su cuerpo.

Cuando bajaron del auto, Sunoo la ayudo hasta llegar a su apartamento. Hyein iba a quedarse en casa de Haerin, ya que, quedaba considerablemente cerca por sí se necesitaba alguna ayuda o en caso de emergencia y Sunoo iría por algunos medicamentos. Hanni se quedaría con ella, curaría sus heridas y luego se iría.

-Recuéstate, vamos -ordenó Hanni, con Minji acatando sus órdenes-.

Se recostó sobre el sofá y, segundos más tarde, Hanni se sentó cerca de ella con el botiquín de emergencia sobre sus piernas. Comenzó a sacar el alcohol, los algodones y la pomada.

—Será rápido, ¿sí? Avísame sí duele.

Minji, sin poder decir palabra alguna, sólo asintió. Al sentir la primera gota de alcohol sobre sus heridas vivas se quejó, alejando su rostro del material.

—Duele... —expresó con dificultad—.

Hanni le dió una sonrisa, aquella que era tan tierna y que podía calmar todos sus sentidos. Suspiró, dejándose hacer.

El silencio no era incómodo pero si llegaba a ser un poco inquietante. Esta vez, fue Hanni quién rompió el hielo.

—¿Por qué ocurrió todo eso? —cuestionó con un rastro de preocupación—.

Minji sintió sus ojos picar y en su garganta sentía el peso de una bola de metal que le impedía expresar su sentir con normalidad y fluidez. Tragó en seco, cerró sus ojos con fuerza para evitar cualquier lágrima que se asomara y aclaró su garganta deshaciendo aquel peso que sentía.

—Por Danielle. —confesó—.

Probablemente, esa era una repuesta que Hanni no esperaba escuchar o más bien, era la respuesta correcta pero ella no quería escucharla salir de sus labios. Vió el estado en el que se encontraba Minji y pensó en que sería inapropiado indagar más en el tema teniendo en cuenta que la pelea se dió hacía algunos minutos, dejándola vulnerable tanto física cómo emocionalmente.

Cuando terminó de limpiar y desinfectar las heridas de su rostro, esbozó una pequeña sonrisa. Hanni estaba derrumbándose ahí mismo sólo por ver el estado en el que se encontraba la mayor, tan débil y frágil ante sus ojos, aún así, iba a ofrecerle su mejor sonrisa para transmitirle calma y para hacerle saber que contaba con su apoyo.

Minji se incorporó y, sin previo aviso, retiró su blusa dejando ver su blanquecina piel de su abdomen casi repleto de moretones y golpes que serían difíciles de quitar. Hanni se sonrojó ante aquella imagen, cubriendo sus ojos.

—¿Qué pasa? —preguntó con un rastro de diversión en su tono—.

—T-tan de repente... —expresó Hanni, avergonzada—.