04. I can't find you.

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Ser la primera opción era su mayor anhelo. Un anhelo casi inalcanzable, pues, creía que nunca iba a ser la primera, la indicada o la única.

Y su punto era entendible, ¿cómo esperaba sentirse si llevaba dos meses en aquel tira y afloja con Danielle? que la buscaba sólo para tener sexo y todo empeoraba cuando ella caía ante sus hechizos.

Después de todo, los encuentros que tenían no eran tan malos.

La luz del sol entró por la ventana, iluminando su rostro y, quejándose con fastidio, retiró las sábanas de su cuerpo. No quería ni mirar el otro lado de la cama porque sabía que ella no iba a estar ahí.

Suspiró y se levantó luego de unos dos minutos en los que estuvo procesando todo lo que había ocurrido anoche. La ropa seguía regada por distintas partes de la habitación, las sábanas un tanto desacomodadas y el ardor en su espalda era bastante insoportable. Fue directo al baño, se lavó los dientes y quitó la parte de arriba de su pijama para verificar el estado de su espalda.

Se sorprendió bastante al ver los grandes rasguños y zarpazos que decoraban su piel con un tono rojizo, pero no podía quejarse, la había pasado bien. También se fijó en las marcas de su cuello, las cuáles, contenían un color un poco oscuro y otras un tono más claro pero que aún así podían notarse a simple vista. Reprimió una sonrisa y salió de su habitación, algo le decía que Danielle no estaba ahí pero, joder, tampoco iba a negar que anoche no fue la mejor noche de su deprimente vida.

Un delicioso olor, un tanto desconocido, llegó hasta ella, provocando sus pasos y dejándose guiar por el aroma a papas que emanaba el ambiente. Cuando llegó al lugar indicado, su piel se erizó, su boca se entreabrió y ella simplemente se quedó atónita.

— Ah, veo que despertaste —dijo la australiana con entusiasmo, pero al ver que Minji no emitía ni una sola palabra, volvió a hablar— Hey... ¿Estás bien? Parece que viste a un muerto o algo así...

Minji aún seguía en su pequeño estado de shock. Despertó por el chasqueo que la menor proporcionó cerca de su campo de visión, haciéndola volver a la realidad.

— Y-yo pensé... Pensé que te irías. —confesó. Esa era la mera verdad, pues en cada encuentro Danielle disfrutaba lo suficiente cómo para dejar a Minji tirada en la cama y luego marcharse cómo si nada por la misma puerta por la que entró— Es decir, pensé que no ibas a quedarte.

Danielle negó, riendo.

— Me dijiste que podía quedarme aquí, Min

"Pero no creí que en serio lo harías" Pensó. Prefirió guardárselo para sí misma antes que mencionarlo.

— Uh... bueno —se encogió de hombros, luego, bajó un poco la mirada para examinar a Danielle, mostrando un gesto de confusión en su rostro— ¿Esa es mi camisa?

— ¿De quién más podría ser? —contestó, riendo ante la pregunta. Minji tenía una pequeña obsesión con ver a Danielle con sus prendas puestas, pues, le quedaban dos tallas más grandes y la imagen era bastante adorable— Bueno, ahora es mía

— ¡No! Esa es mi camisa favorita.

Poor baby... —se acercó a sus labios para dejar un casto beso en los mismos, algo que le hizo sonreír.

Aún con todas las muestras de cariño, Minji sabía lo que pasaría después. Se repetiría el mismo ciclo, cómo parte de su rutina. Para nadie era un secreto que ambas estaban metidas en un gran lío, en un tira y afloja, en un enfermo círculo vicioso. Un vicio del que ninguna podía salir, sin embargo, ni una ni la otra se esforzaba para hacerlo, entonces, ¿qué más quedaba por hacer?

heartbeat ✱ husseyz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora