09. Two can play that game.

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Minji nunca se sintió tan nerviosa.

A pesar de que en los últimos días había estado conviviendo en demasía con Hanni, tenerla cerca aún era un gran problema.

No porque fuera algo malo, sino más bien era una inclinación hacía la torpeza y nula inteligencia que envolvía a Minji cada vez que tenía a la vietnamita cerca. Ni ella misma podría decir con exactitud desde cuándo empezó con esos comportamientos, pero no era algo para negarse ni quejarse ya que, al fin y al cabo, le gustaba sentirse nerviosa a causa de la presencia de la menor. Un pensamiento un poco masoquista, tal vez.

Después de que sus amigos se fueron, Hanni decidió quedarse en el apartamento de Minji a pesar de que vivía escaleras más arriba.

Prefirió cuidarla por sí se le presentaba algún inconveniente.

Hanni tomó la recomendación de Minji; se bañaría, se colocaría ropa limpia y estaría con ella lo que restaba del día.

Después de una larga ducha, misma que sirvió para relajarse y liberar un poco el estrés, salió del cuarto de baño directo hacía la habitación de Minji, lugar dónde se encontraba la ropa limpia sobre la cama. Sin rechistar, se la colocó, a pesar de que las prendas eran, aproxidamente, una o dos tallas más grandes.

—Luces muy bonita. —dijo aquella voz, serena, pero que aún así podía sacudir todos sus sentidos—.

—Uh, n-no exageres... —recalcó, formando un puchero con sus labios— Me queda grande.

—Eso se debe a que eres más pequeña que yo, Han...

—Oh, bien, ¿ahora nos burlamos de mi estatura? —cruzó sus brazos a la altura de su pecho y, sí intentaba verse intimidante, lamentablemente no lo había logrado—.

Minji rió ante aquello, acercándose con cautela al cuerpo de la vietnamita, repitiendo su acción con cuidado de no lastimar sus propias heridas.

—Sé que soy bajita... —hizo una pausa— No necesito recordatorios —agregó con confianza—.

—Muy buena confianza, me gustas.

Hanni sintió su mundo desvanecerse. Sus mejillas pronto se empezaron a colorar y su corazón iba a dos mil por hora.

—Y-yo quise decir... M-me gusta tu confianza -se apresuró a aclarar la más alta, tragó en seco y deshizo el cruce de sus brazos—.

Sí antes se sentía nerviosa, ahora, ese momento era la cúspide del nerviosismo en su máximo esplendor. Aún así, debía admitir que quizá sus palabras no fueron las correctas en el momento indicado, ¿pero quién niega que eso era lo que realmente quería decir?

Dió un respingo, alejándose nuevamente de Hanni en pasos torpes debido a que todo su cuerpo comenzaba a temblar. Sus mejillas se tiñeron de un suave color rosa y empezaba a sentir que sus orejas iban a explotar.

—Hace un poco de calor, ¿n-no crees?

Seguido a eso, Minji bajó la intensidad del aire acondicionado; en 16.

—Min, está haciendo frío.

Otra vez, quedó completamente sin palabras.

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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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