ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠɪɪ

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- Déjame hacerlo, por favor.- le dijo al oído.

Juvia se estremeció, sintiendo un agradable calor recorrer su cuerpo cuando la abrazo por la cintura.

Ambos están en su habitación de hotel.

Ayer habían visto algunas luces en la orilla del mar, pero no fueron tantas como esperaban, la chica del hotel les contó que dentro de dos días sería cuando finalmente se verían las luces en todo su esplendor, aún así, disfrutaron del pequeño espectáculo de la naturaleza.

Ninguno se había dado cuenta de que Natsu no había tenido ninguna erección el día anterior hasta esa mañana, cuando el peli rosa comenzó a insistir en que quería compensarla por lo del campamento, ya que ella no estaba del todo consciente para disfrutarlo.

Natsu sintió como el cuerpo de la peli azul se relajaba, en sus brazos; los arrastró a ambos hasta la silla del tocador, volteandola para que se sentara en su regazo y pudiese verla.

Llevó sus manos a la entrepierna de Juvia, acariciándola sobre su ropa interior.

- Carajo Juves, ya está muy mojada.

Le gruño, metiendo su mano por debajo de la tela, rozando los labios de la chica, su centro se siente caliente y sus fluidos ya pasaron la tela de sus bragas, manchando poco a poco sus pantalones. Comenzó a meter y sacar los dedos lentamente, sintiendo como sus paredes se contraen en sus dedos, emitiendo sonidos lascivos con la fricción que solo él podía escuchar.

- Na-Natsu-sama.- Juvia se aferró a él.- ¡Ah!

Juvia comenzó a jadear, sintiendo a Natsu frotar su pulgar en su clítoris, sus caderas se mecen sin control, respondiendo a los dedos del chico.

- M-más, por favor, Natsu, Natsu-sama.

Natsu ronroneo con satisfacción, le encanta eso, escucharla llamarlo su maestro.

- ¿Esto te gusta? ¿Y qué tal esto?

Llevó su mano que la sostenían de la cintura a su cabello, enredando sus dedos en los mechones azules para tirar de ellos con fuerza. Juvia gimió, lanzando un largo alarido; su centro latió con fuerza, todo se sintió tan rápido, sus piernas temblaron y el nudo en su estómago estalló, jamás había tenido un orgasmo tan rápido, sus manos se aferraron a los hombros del peli rosa como si eso la mantuviese anclada en la tierra.

Juvia respiraba con fuerza, dejando caer su peso completo en el peli rosa.

- ¿Se sintió bien?- preguntó el chico acariciando su espalda.

- Si.- susurró jadeando.- Eres asombroso, Natsu.

- ¿Natsu? Hace unos momentos era sama .- se burló, le gusto como sonaba.

Juvia se sonrojo, separándose para ver al chico.

- J-Juvia lamenta eso. Solo, se le escapó. Además pensó que querías que Juvia te tratara más casual.

- Sí, pero de hecho me gusta como suena.

Ambos se sonrieron divertidos.

- Juvia lamenta haber manchado sus pantalones, Juvia los lavara.

Natsu miró hacia su pierna, la gran mancha blanca de la chica comenzó a secarse en su pantalón, llevó una de sus manos a la mancha para tocarla, todavía se siente pegajosa.

- ¡N-No hagas eso!

Él se rió.

- Literalmente acabo de tener esta mano dentro de ti ¿Y te da asco que toque tus fluidos?

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